No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.
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martes, 7 de octubre de 2014

El caso Galton, de Ross MACDONALD




The Galton Case (El caso Galton) quizá sea la novela bisagra, el momento decisivo en la consagración de Ross Macdonald (1915-1983) –pseudónimo de Kenneth Millar– como el tercero de los grandes dentro de la novela negra norteamericana. Allí, a su lado, pero antes, y mejores o peores, y según qué crítico o crítica, están Hammett y Chandler, claro, cómo no. Pero a lo mejor esa comparación pudiera resultar un tanto desproporcionada si no tenemos en cuenta algo que singulariza al propio Macdonald y a su detective Lew Archer: y es su recorrido, su largo recorrido, algo que no tienen ninguno de los otros dos –aunque el Marlowe de Chandler ya vaya por ese camino–. Archer siguió investigando después de El caso Galton, que situamos en 1958 –en la cronología interna del personaje, en 1959, fecha de publicación de la novela–, y siguió investigando durante casi veinte años más –la última novela protagonizada por Archer es de 1976, The Blue Hammer (El martillo azul), de la que se puede leer el comentario que ya hicimos aquí–. 

Justo dos novelas antes se consagra también el pseudónimo, antes Ross Macdonald había firmado como John Macdonald en The Moving Target (El blanco móvil) y como John Ross Macdonald en las cuatro siguientes –ver bibliografía abajo– hasta The Barbarous Coast (La costa bárbara), donde firma ya como firmará todas las demás y como se le reconoce como uno de los grandes.  


Y decimos que El caso Galton es un antes y un después –con matices, claro– porque el mismo Macdonald lo sitúa en realidad en The Doomsters (Los malignos) pues hablando de esa novela él mismo desvela que es el inicio de la separación del Marlowe chandleriano –ver lectura–, un detective, según Macdonald, de acción, mientras que su Archer, que hasta ahora había seguido los mismos derroteros que Marlowe –y que habían empezado con el agente de La Continental (ver lectura) y con Sam Spade de Hammett–, se va convirtiendo en un personaje más de reflexión, más reposado, en realidad, o en sus propias palabras: en un personaje “de interrogación”. Es decir, su búsqueda de la verdad tiene que ver menos con la lucha a base de golpes como con la discusión a base de preguntas, preguntas incómodas, eso sí, las más de las veces, que incluso llevan a un cierto grado de violencia, física y no física, pero que nos sitúa en otra perspectiva, y que sitúan a Lew Archer en otro lugar, en un lugar que se zambulle menos en el presente del conflicto como en el pasado que lo ocasiona.

Y El caso Galton es paradigmático en este sentido, como luego lo serán también otras como The Zebra-Striped Hearse (El coche fúnebre pintado a rayas), una de las mejores de la serie, o las ya comentadas en mi lectura anterior de El martillo azulAsí en El coche fúnebre pintado a rayas es el coronel Blackwell el que contrata los servicios de Archer para investigar el pasado del novio de su hija Harriet, el pintor Burke Damis, un pasado en el que van apareciendo personajes vivos y muertos y que se van colocando poco a poco en su lugar dentro de la historia a medida que Archer interroga. Lo que nos encontramos en esta novela y lo que nos hemos encontrado en otras como Los malignos o posteriormente The Chill (El escalofrío) es un conflicto familiar que ya viene de lejos pero que se muestra en el presente. Porque –y seguimos hablando de El coche fúnebre pintado de rayas– la raíz del comportamiento de Harriet, de huida de la familia para zambullirse en una relación con un personaje que tiende al ocultamiento, viene propiciada por los anteriores acontecimientos protagonizados por su propio padre y que sólo al final salen a la luz. El conflicto psicológico que aparece constantemente en las novelas de Macdonald siempre es resultado de hechos conflictivos que lo desencadenan y por eso las novelas de este autor están plagadas de personajes con tales conflictos, recordemos la mujer de Simon Graff, Gabrielle, en La costa bárbara o a Carl Hallman, huido de un hospital psiquiátrico con un diagnóstico maniaco depresivo, en Los malignos, aunque en este caso quizá la que tenga mayor estrés psicológico sea su mujer Mildred.

Lew Archer no sólo se mueve por todo el Estado de California en sus novelas,
sino que también se desplaza a otras zonas como Ontario (Canada), como en ésta. 

Pero acercándonos a El caso Galton nuevamente aparece un personaje desequilibrado, la mujer Alicia del abogado que contrata a Archer, el señor Sable, para que se ocupe de buscar al hijo desparecido hace veinte años de su cliente, la acaudalada Señora Galton. Porque la búsqueda de los hechos pasados desemboca y provoca hechos en el presente, como la muerte de Pete Culligan a manos de no se sabe muy bien quién, si del presunto impostor John Brown, que puede ser el nieto de la señora Galton e hijo del desaparecido Anthony Galton, o bien de la autoinculpada Alicia Sable, ingresada por propia voluntad en el sanatorio del doctor Howell, precisamente el padre de Sheila, la reciente enamorada del recién llegado John Brown o John Galton.

Resumiendo en las novelas de Macdonald no pueden dejar de aparecer tres elementos imprescindibles: el conflicto psicológico o, incluso, mejor, el desequilibrio psíquico, que en muchos de los casos afecta a los mismos asesinos, pero en otros sirve para una inculpación falsa; la recuperación del pasado para desvelar el presente en una huida hacia atrás que en realidad es una huida hacia delante; y, por último, el entorno familiar dentro de unas familias desestructuradas en la mayoría de las ocasiones, ya por desapariciones pasadas, como en esta novela, ya por muertes sospechosas o accidentales, ya por conflictos padre-hijo (Los malignos) o padre-hija (El caso Galton y El coche fúnebre pintado a rayas) o madre-hijo (El escalofrío), para centrarnos sólo en las escritas en este periodo de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, precisamente el momento de la consagración de Macdonald –recordemos que en 1966 se estrena la película Harper protagonizada por Paul Newman y que está basada en El blanco móvil, la primera novela de la serie de Lew Archer–.

Bienvenida pues esta nueva edición de El caso Galton y esta recuperación y actualización de traducciones que está haciendo La serie negra de RBA –ya llevan diez de las dieciocho que componen la serie (ver abajo)– y que de alguna forma nos trasladan al pasado de las ediciones del Libro amigo de Bruguera, de Alianza, de Alianza Emecé, de Martínez Roca, de Planeta o de Alfa, y que, como ya dije en mi anterior lectura de El martillo azul: toda lectura de Macdonald es una relectura.        
  





(1) 1949. The Moving Target. (El blanco móvil)
(2) 1950. The Drowning Pool. (La piscina de los ahogados)
(3) 1951. The Way Some People Die. (La forma en que algunos mueren)
(4) 1952. The Ivory Grin. (La mueca del marfil o La sonrisa de marfil)
(5) 1954. Find a Victim. (En busca de una víctima)
(6) 1956. The Barbarous Coast. (La costa bárbara)
(7) 1958. The Doomsters. (Los maléficos o Los malignos)
(8) 1959. The Galton Case. (El caso Galton) Lectura
(9) 1961. The Wycherly Woman. (La Wycherly)
(10) 1962. The Zebra-Striped Hearse. (El coche fúnebre pintado a rayas)
(11)1964. The Chill. (El escalofrío)
(12) 1965. The Far Side of the Dollar. (El otro lado del dólar)
(13) 1966. Black Money. (Dinero negro)
(14) 1968. The Instant Enemy. (El enemigo insólito)
(15) 1969. The Goodbye Look. (La mirada del adiós)
(16) 1971. The Underground Man. (El hombre enterrado)
(17) 1973. Sleeping Beauty. (La bella durmiente)
(18) 1976. The Blue Hammer. (El martillo azul) Lectura

2007. The Archer Files. (El expediente Archer) [recopilación de todos los relatos (y algunas obras inconclusas) donde aparece Lew Archer. Relatos:
“En busca de la mujer” (1946)
“Muerte en el agua” (2001)
“La mujer barbuda” (1948)
“Extraños en la ciudad” (2001)
“Chica desaparecida” (1953)
“La siniestra costumbre” (1953)
“El suicidio” (1953)
“Rubia culpable” (1954)
“Empresa inútil” (1954)
“El hombre enfadado” (2001)
“Azul medianoche” (1960)
“Perro dormido” (1965).]

miércoles, 23 de abril de 2014

La rubia de ojos negros. Una novela de Philip Marlowe, de Benjamin BLACK




Tenemos el aroma, respiramos su perfume, asumimos su olor, el de la rubia de ojos negros que entra en la oficina de Philip Marlowe, nos enamoramos y emborrachamos de ella, como Marlowe, nada más entrar, porque somos Marlowe, sentimos como Marlowe, apreciamos como Marlowe esa nariz, nada parecida a la de Cleopatra, sino ‹‹preciosa, aristocrática›› y caemos al mismísimo fondo de esos ‹‹ojos negros, negros y profundos como un lago de montaña››. Y ahí nos detenemos. Hemos sentido el aroma, el olor si es que lo tiene de Marlowe, el olor a pipa, a tabaco, al whisky en pequeñas o grandes dosis, o al gimlet, preparado ‹‹como Dios manda››: ‹‹ginebra y zumo de lima Rose’s en idéntica cantidad sobre hielo picado››, pero hay algo…

No es la primera vez que otro escritor se agencia un personaje, podríamos recordar El Quijote de Avellaneda; tampoco es la primera vez que otro autor utiliza al personaje de Philip Marlowe, sin ir más lejos podríamos pensar en cómo Robert B. Parker usando el material inconcluso de Poodle Springs Story la completa y termina –autorizado por los herederos de Chandler, como también autorizó al mismo autor la secuela de El sueño eterno titulada Perchance to Dream (ver bibliografía abajo)–. En este caso es Benjamin Black, el que acepta la invitación de los herederos de Raymond Chandler y escribe una novela de Philip Marlowe, como reza el subtítulo a su obra, La rubia de ojos negros, –eso sí, utilizando a su vez un título ya usado para un cuento de la edición homenaje del centenario de Chandler donde una serie de autores, entre ellos el autor de ese cuento Benjamin M. Schutz, escribieron relatos cortos siempre con Marlowe de protagonista–.

De Benjamin Black ya conocemos su serie del patólogo Quirke –comentada aquí–. Pero ahora se ha embarcado en algo distinto, se podría decir que es una novela por encargo, pero como los asuntos que le llegan a Marlowe a su oficina de Cahuenga, el caso es un desafío y, como tal, hay que tomarlo como llega y afrontarlo, aunque lo que te reporte pueda ser de todo menos alabanzas. Y en este caso lo que llega al antedespacho puede ser o una desdicha o una rubia de ojos negros o ambas cosas a la vez, pero el magnetismo que no sabemos si es de los ojos de esa rubia u otro te impele –le impele–, como no podía ser menos, a actuar.

Cronológicamente, –hablamos, claro, de la cronología interna de la serie–, The Black-Eyed Blonde  (La rubia de ojos negros) se sitúa entre las dos últimas novelas de Philip Marlowe, entre la novela cumbre, The Long Goodbye (El largo adiós) y la última acabada por Chandler, Playback. Y el propio desarrollo de la trama, te sumerge aún más en ella porque Black asume su papel y decide que no se debe alejar demasiado del recorrido y utiliza a personajes ya salidos en El largo adiós, pero al igual que Parker escribió su secuela de El sueño eterno, ésta, salvando algo las distancias, también parece una secuela de El largo adiós, aunque no exactamente.

El caso que le llega a Marlowe es buscar al amante de Clare Cavendish, Nico Peterson, que lleva desaparecido unos dos meses, pero como tantas veces en tantos otros casos, sus propios clientes, aquí Clare, le cuentan menos de lo que saben, no sólo menos, sino una versión tergiversada de la verdad, pero aún así, Marlowe asume el caso, porque a Marlowe lo que le gusta son dos cosas: las dificultades y las mujeres, aunque en realidad ambas pueden ser sencillamente una sola. La búsqueda de Nico Petersen, primero muerto, después oculto, después huido, es el hilo, pero lo que se teje con ese hilo es mucho más, y es más porque tiene que ver con la vida personal de Clare y con su familia y tiene que ver con la vida personal del tal Petersen, aún oculto, y con su familia, la primera, una familia adinerada o, mejor, rica, con un emporio de perfumes, como la familia de Linda Loring en El largo adiós, y la segunda, una familia, por decirlo así, canalla, de la que para ganarse la vida, el padre, Canning, la hermana, menos, o el propio Nico Petersen no dudan en dañar o perjudicar a otros, y eso, normalmente termina o debería terminar mal.


Cahuenga Boulevard, Los Ángeles, California

Y Black sale muy bien parado del caso en el que se ha embarcado porque la trama, sin más, no envidia nada de las tramas de Chandler, nos guía a través de esa primera persona de Marlowe por una serie de escenas que son propias del detective, nos enseña de nuevo al policía Bernie Ohls, incluso, nos lo amplifica, nos vuelve a mostrar los malos, como lo que son, asumiendo su rol, sin miedo a la sangre y a los golpes, y a los que deberían estar en el otro bando, también como lo que son, con sus mentiras, sus medias verdades, sus tergiversaciones, pero también sus limitaciones, sus errores. Y ahí, la solución de la novela no decae a pesar de alguna sorpresa final, que tiene que ver con Terry Lennox, sí, ese ente un tanto vago, vaporoso, que era el eje central de El largo adiós sin apenas aparecer. 

Quizá si lo comparamos con otros que han intentado embarcarse en esta tarea de crear de nuevo a Marlowe o más bien de recrear al personaje, estamos hablando sobre todo de su antecesor en esto, Robert B. Parker, el resultado incluso puede ser mejor, aunque éste último tuvo la ayuda en su primera recreación, Poodle Springs Story (La historia de Poodle Springs), de los propios papeles de Chandler, ya que este dejó escrito los primeros capítulos de la novela, aun así a Parker debemos agradecerle esos diálogos tan bien conseguidos, un parecido cinismo, esa misma ironía, esa ampulosidad, que no era fácil de conseguir, sobre todo cuando hablan Linda y Marlowe ya casados y viviendo en Poodle Springs, en esa casa donde el color que prima es el rosa, ¿cómo se puede ver a Marlowe siempre de color de rosa? Esa es la pregunta que se planteó Chandler cuando empezó a escribir esa última novela inconclusa y que Parker asumió al continuarla. Y decimos que puede ser mejor, a pesar del té, porque estamos hablando de Benjamin Black (pseudónimo de John Banville), un muy buen escritor, no sólo de novela policial –Quirke–, con un exquisito desarrollo de los personajes, un gran mecánico para el engranaje de las tramas, un magistral diseñador de escenarios, pero hay algo…

…hay algo –y volvemos al párrafo inicial–, que yo sobre todo aprecio en dos características fundamentales en Chandler –como ya dije en la lectura que hicimos de El sueño eterno–: esa extrema acidez de los diálogos, primero, y, segundo, los símiles tan impactantes, tanto, que te golpean como si tú fueses un puching ball y él te golpease constantemente a lo largo de la novela con cada una de esas comparaciones, jugando contigo, divirtiéndose, entrenando sus reflejos, su velocidad, izquierda, izquierda y zas, su derecha, para acabar. Y esas dos cosas, más lo segundo que lo primero, aquí no terminan de estar. Aunque sí, nos sentimos Marlowe, porque eso sí está captado, perfectamente conseguido, excepto en el matiz de los diálogos donde falta un poco, pero no tenemos a Chandler, no, a Chandler no –claro, es Black– y no, no lo tenemos porque no nos termina de noquear. Zas.






Raymond Chandler (1888-1959):

1934. “Finger Man” (“El denunciante”/“El confidente”). [Primer cuento donde aparece Philip Marlowe]

Novelas
(1) 1939. The Big Sleep (El sueño eterno). Lectura
(2) 1940. Farewell, My Lovely (Adiós, muñeca).
(3) 1942. The High Window (La ventana siniestra/La ventana alta).
(4) 1943. The Lady in the Lake (La dama del lago).
(5) 1949. The Little Sister (La hermana pequeña/La hermana menor).
(6) 1953. The Long Goodbye (El largo adiós).
(7) 1958. Playback (Playback).

1958. “The Pencil” (“El lápiz”). [Cuento. Último texto acabado donde aparece Philip Marlowe]

1959. Poodle Springs Story (La historia de Poodle Springs). [Basada en fragmentos de la novela inacabada de Raymond Chandler, terminada por Robert B. PARKER y publicada en 1989]


Obras autorizadas no escritas por Raymond Chandler:

1988. Raymond Chandler’s Philip Marlowe a Centennial Celebration, AA. VV. [Una recopilación de cuentos de varios autores protagonizados por Philip Marlowe como homenaje en el centenario del nacimiento de Raymond Chandler, editada por Byron Preiss]

1991. Perchance to Dream, Robert B. PARKER. [Secuela de El sueño eterno]

2014. The Black-Eyed Blonde. A Philip Marlowe Novel (La rubia de ojos negros. Una novela de Philip Marlowe), Benjamin BLACK. [Se sitúa temporalmente entre El largo adiós y Playback] Lectura

lunes, 24 de marzo de 2014

El sueño eterno, de Raymond CHANDLER




The Big Sleep (El sueño eterno), publicada en 1939, fue la primera novela que compuso Raymond Chandler y decimos componer porque lo que hizo fue un ejercicio de composición, no musical –que también–, sino de poner al lado, de juntar, de unir –como la literalidad de la palabra indica: “poner con…”–. Porque lo que hizo Chandler, repetimos, es unir dos cuentos previos “Killer in the Rain” (“Asesino en la lluvia”) y “The Curtain” (“El telón”), publicados anteriormente en la revista Black Mask en enero de 1935 y septiembre de 1936 respectivamente. Los juntó, los unió, los entremezcló y los alargó, les añadió nuevos capítulos, nuevos personajes y cambió el nombre a los que ya había y sobre todo, sobre todo, creó a partir de los dos detectives que salían en los dos cuentos previos a Philip Marlowe. Ésa es la verdadera creación de Raymond Chandler.

9788490061701
Porque es Philip Marlowe el que lo une, ensambla, entreteje y arma todo el engranaje de El sueño eterno. Es él el que lo articula, le da forma, lo enaltece y lo soluciona. Y, a la vez, es él el que se crea a sí mismo, montando, ensamblando, investigando, protegiendo y escarbando en el galimatías en que se había ido desarrollando toda la acción de la trama. Porque Marlowe se crea aquí, en la novela, aunque ya en el cuento “Finger Man” (“El confidente”, como se ha traducido recientemente, o “El denunciante”, como se tradujo antes), aparezca y tenga alguno de sus rasgos, pero aún no llevaba el nombre de nuestro protagonista, no era el suyo originalmente, fue el propio Chandler quien lo rebautizó, considerando que sus características esbozaban o eran muy similares a las que luego tendría el protagonista de todas sus novelas. Y no sólo utilizó al protagonista, sino que algunas escenas de ese mismo cuento también están en la novela. Hablamos de la de la ruleta, cuando la chica consigue que el dueño del local Las Olindas –ese garito es el mismo tanto en el cuento como en la novela, no el que lo regenta–, acepte su apuesta de todo o nada. Ya que eso sí, a partir de ahí, Marlowe será ya el protagonista único, el que aparecerá en todo lo escrito posteriormente por Chandler dentro de la novela criminal, se entiende –pues, en contra de lo que la mayoría de la gente piensa, Chandler en los años cincuenta escribió y publicó algunos cuentos de temática fantástica–. Es decir, siete novelas más un último cuento “The Pencil” (“El lápiz”) –aunque su título originalmente en 1959 fue el de “Marlowe Takes on the Syndicate”– y una novela inacabada, como se ve en la bibliografía abajo. (¿Podríamos añadir a su serie la novela de Benjamin Black, The Black-Eyed Blonde, traducida como La rubia de ojos negros, recién publicada en este 2014? Ver lectura de la obra.)

En el primer párrafo de El sueño eterno el propio Marlowe se describe a sí mismo, externamente eso sí: su forma de vestir, que no cambiará ya nunca, su aspecto físico y, para terminar, una introspección final. Y todo eso, él mismo, sólo lo es para sus clientes, un detective privado sólo se hace porque va a visitar y va a trabajar para otros, aunque luego el resultado de su labor, de sus pesquisas, de su actuación pueda beneficiar o perjudicar, según se mire, a su cliente. Porque si algo desprende Marlowe constantemente es su absoluta independencia, pero también, en contra de lo que parece, su fidelidad al cliente, hasta que las circunstancias digan lo contrario.





En este caso la fidelidad hacia el general Sternwood y, a pesar de todo, también hacia sus hijas, Vivian y Carmen, llega hasta el final, aunque los hechos pudieran propiciar lo contrario. Y las actitudes de ambas no sean las más allegadas, aunque flirteen y hasta, en el caso de la segunda, se expongan desnudas delante de Marlowe dentro de su cama y en su propio apartamento.

9788490063859El sueño eterno se inicia con dos casos en uno, un chantaje y una desaparición –motivos de “Killer in the Rain” y “The Curtain”–. El chantaje tiene que ver con las dos hijas del general y la desaparición aunque sea del marido de Vivian tiene que ver más con el propio general. Y lo que parecen dos asuntos distintos empezarán a tomar cuerpo de uno solo a medida que se vayan agregando invitados a la fiesta y Marlowe se vaya introduciendo en la compleja vida de su cliente, en realidad, de las hijas de su cliente.

Y mientras las escenas se van sucediendo a través de las potentes comparaciones e imágenes de Chandler, la ironía y el cinismo completan el resto a través de los diálogos. Pues la actitud de Marlowe se expresa por medio del trato que dispensa a cada uno y, por ejemplo, no es igual la manera en la que habla con el general y la manera con la que habla a cada una de las hijas, aunque en ambas sea un cínico y la ironía impere sobre todo lo demás. Y son las palabras de Marlowe con las que habla a cada uno de ellos como también están descritos éstos, no sólo descritos sino completados. Desde la primera escena en la que aparece Carmen Sternwood nos damos cuenta de cómo es, no sólo por lo que ella dice o hace, ni siquiera por cómo es descrita su maniática manera de chuparse el pulgar, sino que sólo por cómo le habla Marlowe ya se deja entrever su desequilibrio, y la manera en cómo la trama posterior tiene que ver con eso mismo.

No vamos a entrar en los caminos no cerrados, como en este caso puede ser la muerte del chófer Taylor, porque queda como un aspecto secundario y no interesante, porque los derroteros van por otro lado, porque la deriva va por otro lado, y Taylor deja de ser interesante casi desde el mismo momento en que aparece muerto, no importa; en cambio sí importan las actitudes de los vivos y sus comportamientos y con ellos el ritmo, porque sus acciones, ante todo y principalmente las de Marlowe van marcando ese ritmo, un ritmo constante que no decae en ningún momento con el que se van amalgamando las situaciones, en ese collage de escenas en el que se ha convertido la novela, pero un collage que al final presenta una estructura muy marcada y muy medida. Y que se cierra como un círculo cuando Marlowe se encuentra con Carmen a la entrada de la casa del general, en Alta Brea Crescent, West Hollywood, como en la primera escena, y se descubre todo.


West Hollywood, L. A. 

Nos falta hablar de las mujeres, de las otras mujeres, a parte de las dos hijas del general, que van apareciendo a medida que transcurre todo, Agnes en la trama de Geiger y del chantaje, junto a Brody; y Silver-Wig, en la otra, la de la desaparición del marido de Vivian, Rusty Regan, presunta amante de éste y mujer de Eddie Mars, el dueño de Las Olindas. Las hemos dejado para el final, porque con ellas completamos el cuadro de las mujeres de Marlowe, las cuatro: la loca o desequilibrada, la vividora o fatal, la inconsciente o utilizada y la que se deja engañar por amor o ingenua. Todas las que saldrán después, en el resto de novelas, o las que han salido antes, en los veintitantos cuentos previos tienen esos rasgos ya mezclados o desunidos, pero así son todas ellas.        

    



1934. “Finger Man” (“El denunciante”/“El confidente”). [Primer cuento donde aparece Philip Marlowe]

Novelas
(1) 1939. The Big Sleep (El sueño eterno). Lectura
(2) 1940. Farewell, My Lovely (Adiós, muñeca).
(3) 1942. The High Window (La ventana alta).
(4) 1943. The Lady in the Lake (La dama del lago).
(5) 1949. The Little Sister (La hermana pequeña).
(6) 1953. The Long Goodbye (El largo adiós).
(7) 1958. Playback (Playback).

1958. “The Pencil” (“El lápiz”). [Cuento. Último texto acabado donde aparece Philip Marlowe]

1959. The Poodle Springs Story (La historia de Poodle Springs). [Novela inacabada, terminada por Robert B. Parker]

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2014. The Black-Eyed Blonde (La rubia de ojos negros). [Escrita por Benjamin BLACK] Lectura

lunes, 6 de enero de 2014

The Gods of Guilt, de Michael CONNELLY


The Gods of Guilt, literalmente “Los dioses de la culpabilidad o de la culpa”, es decir los que juzgan si alguien es culpable o inocente, es decir el juez o el jurado. Así se titula la última novela de Michael Connelly, publicada en el 2013 y aún no traducida al español, y que, como su nombre ya nos sugiere, tiene como protagonista al abogado Michael Haller.

En los últimos años este abogado defensor ha tomado un protagonismo similar o, diríamos, equivalente al del detective Harry Bosch (ver lectura de su serie) en las sucesivas novelas publicadas por Connelly. Desde The Brass Verdict (El veredicto), donde por primera vez aparecen los dos compartiendo en cierto modo protagonismo, se han repartido tres novelas cada uno –en las que uno u otro aparece aunque sea en pequeñas escenas– más otra: The Reversal (La revocación), que es el culmen de esta conjunción, como ya dijimos en la entrada sobre Bosch, pues la trama se va desarrollando y sosteniendo a través de capítulos alternos y paralelos entre ambos personajes.

Centrándonos en Haller todo empezó en realidad en el 2005 con The Lincoln Lawyer (El inocente), novela que le ha dado mucho juego a su autor y al personaje, pues luego se llevó al cine haciendo Matthew McConaughey del abogado Michael Haller, hecho que se menciona dentro de sus novelas, como un inciso de la realidad dentro de la ficción o de la ficción dentro de la realidad. En El inocente descubrimos cómo una trama policial se puede desarrollar desde un punto de vista distinto e incluso enfrentado, ya que la labor del abogado defensor no es llevar al presunto criminal entre rejas, como la de los policías, sino la contraria, intentar no llevarle, y buscar cualquier posibilidad para que eso no ocurra. Pero, claro, esa labor sería contraproducente en una trama policial, en la que el fin casi siempre es que el malo pague y para eso el bueno, el policía, tiene que ganar.

Portada para: El veredictoY ese problema, que parece un problema del autor con el lector, el de cómo lograr la empatía con el personaje, el de cómo ver a Michael Haller –para ello ayuda la utilización de la primera persona como la voz narrativa en sus novelas–, se convierte en un problema intrínseco en el desarrollo de las tramas sucesivas que va a protagonizar, pues también está en juego cómo el personaje se ve a sí mismo y cómo lo ven los demás, incluidos los policías, como su hermanastro Harry Bosch, pero también sus más allegados, su ex pareja, la fiscal Maggie McPherson y, sobre todo, su hija Hayley.

Santa Monica Blvd, Los Angeles, CA, EE. UU.Y para ello Connelly, ya desde esta primera novela, necesitaba en cierto modo presentar a un abogado atípico, un abogado sin oficina propiamente dicha, que se gana la vida en las calles de Los Ángeles desde el asiento de atrás de sus Lincoln Town Cars. Y eso tan aburrido que puede ser un juicio, la vida en los tribunales de justicia, el autor nos lo presenta en todas ellas como un work in progress, como un trabajo en una continua fase de desarrollo, con constantes sorpresas y descubrimientos nuevos que van modificando el trabajo dentro de las salas donde se imparte justicia. Y los diálogos e interrogatorios tan característicos en las novelas policiacas, no dejan de ser tan o más importantes en estas otras donde parte de la trama se desarrolla en la sala del tribunal en la que se van presentando los testigos para uno y otro bando. Y por eso estas novelas no pueden ser otra cosa que policiacas, porque la investigación continua y constante se convierte en el elemento clave también en ellas.

El inocenteEn El inocente, su defendido Louis Roulet es acusado del intento de asesinato de una prostituta, aunque todo parece indicar que es inocente, como dice el título. Y la defensa de este niño pijo y de buena familia que le reportará buenos beneficios, tanto económicos como publicitarios, y que a la vista de las pruebas puede ser factible llevar a cabo, se convierte al final en la defensa por parte de Haller de su propia integridad y la de su familia, incluso con el asesinato de su principal investigador Raul Levin por el camino. En El veredicto –la segunda y última novela traducida hasta la fecha al español– nos reencontramos con un Haller que, después de lo sucedido en el estresante final de la novela anterior, le ha llevado a una caída en picado hasta tocar fondo. Es decir, su desarrollo es la resurrección personal y profesional de Haller en un argumento que nos lleva hacia el mundo de Hollywood y la defensa de un magnate de esta industria, acusado de asesinar a su mujer y al amante de ésta. Como ya dijimos en la entrada sobre Bosch, éste aparece envuelto en la trama, aunque con un papel un tanto menor que el de Haller. La tercera de la serie será la ya comentada (ver lectura de la serie de Bosch) La revocación, donde Michael Haller se une a los buenos y se convierte por una vez en Fiscal, trabajando codo con codo con su ex mujer Maggie y su hermanastro Bosch.

Y de ahí caemos a las dos últimas novelas de Haller, ambas sin traducir todavía al español. En The Fifth Witness vuelve a ser abogado defensor aunque ahora lleve casos no sólo criminales sino también de desahucios, en realidad la mayoría de sus casos son de estos últimos –otro elemento que nos lo puede acercar al lector y justificarse a sí mismo, defender al débil frente al fuerte, los bancos, para mostrar cómo de injusta está construida la sociedad–, aunque aquí se entremezclen ambas facetas, pues le va a tocar defender a Lisa Trammel, que era cliente suyo por esta última razón, pero que ahora es acusada de asesinar al director del banco, Mitchell Bondurant con el que mantiene el litigio por su casa.

El desarrollo del argumento pero sobre todo el final de la novela, cuando la inocencia de su cliente sea probada en el tribunal pero no parece que lo sea de hecho, hacen que Haller se replantee eso de pasarse al otro lado, al de los fiscales, algo que ven con muy buenos ojos tanto su ex como su hija.

Pero The Gods of Guilt, la novela que nos ocupa, lo desmentirá. Pues la cercanía que había logrado establecer con su familia en The Fifth Witness vuelve a romperse por la extraña circunstancia de no conseguir el puesto de fiscal al que aspiraba. Y de nuevo parece que Haller empieza de cero haciendo lo que siempre ha hecho. Además el caso le retrotrae a su pasado, pues su cliente, Andre La Cosse, parece haber asesinado a una prostituta, Gloria Dayton, a la que él ya había defendido con éxito años antes. Además según avanza la investigación también aparece en escena el detective Lankford que, como ésta, ya tuvo presencia en El inocente al investigar el asesinato de su antiguo investigador Raul Levin, e incluso tenerle a él, Michael Haller, como sospechoso del crimen. El caso se presenta pues como enrevesado en sí mismo, donde la labor policial se pondrá en entredicho, pero también para el propio Haller, ya que ese Jury o The Gods of Guilt no sólo juzga en los tribunales sino que también es una especie de juez o jurado que juzga las acciones de uno mismo y decide sobre esas acciones y decisiones que cada uno toma en la vida. Y además ¿quiénes son?, ¿quiénes tienen el derecho de juzgarnos?, ¿son los que nos rodean, los más cercanos, los que nos importan?, ¿somos nosotros mismos?  






2005. The Lincoln Lawyer (El inocente).
2008. The Brass Verdict (El veredicto). [Harry Bosch es un personaje algo secundario]
2010. The Reversal (La revocación).[También con Harry Bosch como protagonista]
2011. The Fifth Witness. [Bosch está en la fiesta de cumpleaños de Haller]
2013. The Gods of Guilt. [Bosch sólo aparece en una pequeña escena] Lectura

lunes, 16 de diciembre de 2013

Cuesta abajo, de Michael CONNELLY



Hieronymus “Harry” Bosch es “a man on a missión”, como se describe constantemente en las novelas de su autor. En The Drop (Cuesta abajo), en realidad, tendrá dos misiones, descubrir casi por casualidad a un asesino en serie y desentrañar entre la hojarasca de las ambiciones políticas un camino que no esté demasiado manchado.


Parece que Michael Connelly va alternando en los últimos años –pues este autor va a novela por año– una de Harry Bosch con otra de Michael Haller (ver lectura), su hermanastro por parte de padre, cuando no los incluye a ambos en la misma novela, dándole a cada uno un determinado protagonismo.

Así si tomamos en cuenta los últimos cinco años, más o menos, desde el 2008 hasta ahora, el 2013, tenemos para el que nos ocupa, el detective Harry Bosch, Nine Dragons (Nueve dragones) del 2009, la mencionada The Drop (Cuesta abajo) del 2011 y The Black Box (La caja negra) del 2012; a las que hay que añadir The Brass Verdict (El veredicto) del 2008 y The Reversal del 2010, recién editada en español como La revocación (2014), donde comparte protagonismo con su hermanastro, el abogado Michael Haller. Y de Haller, pero sin Bosch, tendríamos además The Fifth Witness del 2011 y, la última publicada hasta la fecha por Connelly, The Gods of Guilt del 2013 (ver serie abajo), ambas sin traducir todavía (Lectura).

De las que se consideran de la serie de Harry Bosch, en realidad, podríamos desechar El veredicto porque está escrita en primera persona y con la voz de Michael Haller como guía del argumento, mientras que en todas las de Bosch es una tercera persona –con alguna excepción como Luz perdida narrada en primera la que nos desentraña las opiniones, pensamientos y sentimientos del detective y nos va relatando las vicisitudes de los distintos casos. A ellas habría que añadir La revocación, en la que se alternan capítulos en primera persona con la voz del abogado Haller y en tercera desde el punto de vista de Bosch.

Aquí, en La revocación, el argumento entremezcla las vidas de los dos personajes, convirtiendo a Michael Haller por una vez en fiscal, cuando en realidad es un abogado defensor, que va a intentar que un asesino y violador de niñas, Jason Jessup, no salga de la cárcel, después de veinticinco años en ella, debido a las nuevas pruebas de ADN que han salido en su caso. Para ello, Haller trabajará mano a mano con su ex-mujer, Maggie McPherson, de la oficina del fiscal y tendrá como investigador encargado del caso a Harry Bosch. Mientras que El veredicto sirvió como un primer acercamiento entre ambos, donde Bosch de alguna manera salva la vida de Haller, cuando este asume el caso de la defensa de un magnate de la industria cinematográfica que había sido acusado de haber asesinado a su mujer y a su amante, y el argumento se enreda incluso con el FBI y las mafias de por medio.

Entre ambas se sitúa Nueve dragones. En ella Bosch se encontrará con el peor caso o uno de los peores casos de su historia, el secuestro de su hija Maddie en Hong Kong, donde vive con su madre. En realidad la trama se inicia en Los Ángeles con el asesinato del señor Li en un posible atraco en su tienda de alimentación, aunque todo se complicará cuando Bosch crea que ambos casos están relacionados, pues el posible asesino del señor Li tiene previsto huir a Hong Kong. Ésta es una novela casi exclusiva de Bosch –Haller sólo aparece anecdóticamente en una de las escenas finales para defender la actuación desbordada del detective en Hong Kong frente a la policía de allí que ha venido a pedir explicaciones–, donde la vida personal del detective da un vuelco con la muerte de la madre de su hija y la venida de Maddie a vivir a Los Ángeles con él. También es la primera aparición del que será su futuro compañero Chu.

Y ya llegamos a las dos últimas editadas por RBA en orden inverso a su aparición en su lengua original y también con respecto a la cronología interna de la serie. La caja negra (ganadora el año pasado del VI Premio RBA de Novela Negra) es un típico caso frío, donde ahora trabaja Harry Bosch, el asesinato de una periodista danesa, ocurrido en 1992 durante las revueltas raciales de ese año en Los Ángeles. Pero ese hecho le ocasionará enfrentarse con su nuevo jefe, Cliff O'Toole, –algo habitual en el carácter de Bosch– y a ser investigado por asuntos internos, aunque esto no le impedirá desentrañar el caso, que le llevará hasta Modesto en Central Valley y hasta unos asesinos provenientes de la primera guerra del golfo. Aquí la vida personal de Bosch se vuelve más estable, vive con su hija y parece que tiene una nueva pareja, Hannah Stone, que ya había aparecido en Cuesta abajo.

The Drop o Cuesta abajo, novela editada originalmente en el 2011, pero recién salida aquí, es una novela intensa, de ritmo ágil –quizá la mejor característica de las novelas de Connelly sea precisamente eso, su ritmo, que te va llevando sin descanso hacia el crecendo final, como si fueses “cuesta abajo”– y donde el argumento tiene que ver con ese ambiguo título, pues la investigación se inicia con la “caída”, que puede ser suicidio o asesinato, del hijo de un antiguo jefe y enemigo de Bosch, ahora político, Irvin Irving, desde el balcón de un hotel. Pero también con el “descenso” hacia la definitiva jubilación del propio Bosch, pues al fin y al cabo también está en juego en esta trama de asuntos turbios políticos su propio futuro como detective.


Y quizá sea el otro caso del complejo argumento, uno de los casos fríos, que le llevará a descubrir al final de la trama a un pedófilo y asesino en serie otro elemento característico de sus historias, Chilton Hardy, que ha campado a sus anchas durante los últimos veinte o treinta años, el que le dará el empujón definitivo para saber que él sigue siendo “a man on a mission” –una herencia que cada vez vemos más claro cómo Connelly transmite a su hija Maddie–.  






1992. The Black Echo (El eco negro).
1993. The Black Ice (El hielo negro).
1994. The Concrete Blonde (La rubia de hormigón).
1995. The Last Coyote (El último coyote).
1997. Trunk Music (Pasaje al paraíso).
1999. Angels Flight (El vuelo del ángel).
2001. A Darkness More Than Night (Más oscuro que la noche). [También con Terry McCaleb]
2002. City of Bones (Ciudad de huesos).
2003. Lost Light (Luz perdida). [Aquí es Investigador privado]
2004. The Narrows (Cauces de maldad). [Investigador privado. Terry McCaleb es personaje secundario]
2005. The Closers. (Último recurso).
2006. Echo Park (Echo park).
2007. The Overlook (El observatorio).
2008. The Brass Verdict (El veredicto). [Perteneciente la serie del abogado Michael Haller, aunque Bosch aparece de manera secundaria]
2009. Nine Dragons (Nueve dragones).
2010. The Reversal (La revocación). [También con Michael Haller]
2011. The Drop (Cuesta abajo). Lectura
2012. The Black Box (La caja negra).

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2005. The Lincoln Lawyer (El inocente).
2008. The Brass Verdict (El veredicto). [Harry Bosch es personaje secundario]
2010. The Reversal (La revocación). [También con Harry Bosch]
2011. The Fifth Witness.
2013. The Gods of Guilt. Lectura