No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.
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sábado, 14 de febrero de 2015

La mirada de los ángeles, de Camilla LÄCKBERG




Una historia tiene que ser convincente. Una historia, cualquier historia, antes de cualquier otra cosa debe ser convincente. Pero, ¿qué queremos decir con esto? ¿Qué significa ser convincente? ¿A qué nos referimos con convencer? ¿Convencer de qué?

Änglamakerskan o La mirada de los ángeles, en su traducción española, es la octava novela de la serie de la escritora Erika Falck o de la escritora Camilla Läckberg. Porque sí, en este caso tanto protagonista como la mano que crea la protagonista son lo mismo, es decir, ejercen la misma profesión, son escritoras de novelas policiacas. Y sí, también el compañero de Erika Falck, Patrick Hedström, y el compañero en la vida real de la escritora son policías, sí, ambos son policías.

Protagonistas de la serie televisiva
Decíamos, La mirada de los ángeles es la octava novela de la serie de “Los crímenes de Fjällbacka”, como al final se ha llamado la serie debido a la, a su vez, serie de televisión que se ha realizado partiendo de las novelas –aunque, por lo que podemos comprobar, al ver los casos en la pantalla, el seguimiento de las novelas no es ni mucho menos literal, antes al contrario–, decíamos que era la octava, pero para los aguerridos seguidores de la misma ya salió en su sueco original la novena, Lejomtämjarenver bibliografía abajo–, y se está a la espera de que aparezca pronto su traducción al español.

La mirada de los ángeles empieza con la llegada a Fjällbacka para establecerse de una pareja, Ebba y Mårten Stark, que de alguna forma huyen después de haber perdido a su hijo Vincent. Pero esa huida ocasionada por un hecho tan doloroso es hacia la casa de los antepasados de Ebba, una casa que también tiene una historia a su espalda, pero esta historia más que dolorosa es macabra y ciertamente truculenta. La novela, pues, desarrolla dos historias, la del presente, con los hechos que le va a ir ocurriendo a esta pareja al establecerse en esa casa: un incendio provocado, unos disparos que rompen ventanas, una postal amenazante… que provocan el interés de la policía, con Patrick al mando; y la del pasado, en capítulos aparte y en cursiva, que nos narran las experiencias –a cual más negativa, enfermiza, infame, desagradable…– de cuatro generaciones de antepasados de Ebba –alrededor de un siglo–, antepasados femeninos en todos los casos –como por otro lado es casi norma en la serie–, desde la detención de la tatarabuela Helga Svensson en 1908, pasando por la bisabuela Dagmar, hija de ésta, –la historia más desarrollada, por su desvarío y su enamoramiento de un nazi, Hermann Göring–, siguiendo por su estricta y pragmática abuela Laura y por su madre Inez, casada por conveniencia por su madre con Rune, el dueño del internado, todo esto investigado por Erica.


Ahí es donde se entrecruzan las dos historias en ese internado que precisamente ocupaba la casa que ahora Ebba y Mårten quieren rehabilitar. Un internado en el que el sábado de Pascua de 1974 ocurrirían los hechos con concentran el culmen de la novela. El día exacto en el que desapareció toda la familia de Rune e Inez y en el que al llegar la policía sólo se encontró a la hija pequeña Ebba y a cinco chicos del internado que habían salido a pescar y que serían los únicos testigos de esos hechos misteriosos.

Cinco chicos, Leon Kreutz, el jefecillo del grupo y de familia muy acaudalada, John Holm, posterior presidente de un partido de la ultraderecha sueca, Sebastian, el abogado trepa con su ansia de dinero y de control sobre los demás, Percy, el pusilánime aristócrata venido a menos, y el judío Joseph, con su ánimo de cambiar la historia, de los que se nos van narrando también su propia historia y que culmina también en la rememoración de aquel día.

Como vemos, toda la novela es un entretejimiento de distintas narraciones cuyo hilo no deja de ser la extrema curiosidad de Erica junto a la investigación oficial que lleva el grupo de policías comandado por su marido Patrick, un grupo de policías, de los que, como viene siendo habitual en la serie, también se nos cuentan su propias vicisitudes personales y en el que esta vez destaca Gösta, debido a su propia implicación personal en el caso de 1974.

Fjällbacka, lugar donde transcurren todas las historias de la serie

Pero volviendo al principio, más allá de la necesidad que tiene la autora de acumular historias, cada una encima, al lado, sobrepuesta, en paralelo, oculta, parcial, sacada con fórceps o introducida a presión, de las que no se escapa la personal de ella o de su familia, aquí, de nuevo, tenemos a la hermana de Erica, Anna, en primer plano, sufriendo consecuencias que parece que busca a propósito, no es muy convincente –si descontamos todo lo dicho hasta ahora– que dos policías a la vez, siendo policías, se dejen ambos el móvil olvidado, o que alguien con una pistola en la mano, apuntando a dos personas, se quede medio traspuesto, esto en cuanto a pequeñas escenas; pero que una trama que envuelve a la ultraderecha, se entremezcle en otra que no tiene nada que ver y deje al lector sin saber adónde mirar, cuál de ellas es la que lleva la voz cantante dentro de la trama, que a su vez un policía de pacotilla, como se describe a Mellberg, ejerza alguna función, aparte de la de hazmerreír, o que gratuitamente el cáncer haga acto de presencia en la figura de la mujer de otro policía, Martin, dándole un tratamiento tan superfluo, por más que se empeñe la autora en lo contrario, sus cuatro pinceladas no dejan de ser superfluas, y más si en el último momento tiene que recurrir al policía porque ha necesitado, por las numerosas complicaciones de la historia, mandar a unos por un lado a otros por otro para que en el final esté, como no podía ser menos, la escritora Erica Falck en primer plano. En fin, tanta historia entremezclada no puede ser buena, porque no hay que confundir complejidad con acumulación, cuando alguien acumula por el simple afán de acumular todo se convierte en un batiburrillo. Hay una gran diferencia entre escribir una historia compleja, sea policiaca o no, con sus distintas ramificaciones, con sus intrigas y soluciones sorprendentes y otra muy distinta es llenar una historia de historias, de historias sin pies ni cabeza, sólo por una búsqueda ficticia y equivocada de pensar que cuanto más elementos sumes a la causa mayor interés presentará el resultado final, sin darse cuenta de que el resultado final no es la suma de los elementos sino la buena estructuración de los mismos, sean pocos o muchos, junto a una cierta verosimilitud, que no puede chocar nunca, cuando esta se pretende, con que la historia sea convincente. Porque, en definitiva, si una historia sea oral o escrita no resulta convincente entonces o bien dejas de escuchar y te pones a pensar en tus cosas aunque parezca que estás escuchando –cuántas veces no habremos hecho esto cada uno de nosotros– o bien directamente dejas de leer.

Pero, claro, no todos buscamos lo mismo.      






(1) 2002. Isprinsessian (La princesa de hielo).
(2) 2004. Predikanten (Los gritos de pasado).
(3) 2005. Stenhuggaren (Las hijas del frío).
(4) 2006. Olycksfageln (Crimen en directo).
(5) 2007. Tyskungen (Las huellas imborrables).
(6) 2008. Sjöjungfrun (La sombra de la sirena).
(7) 2009. Fyrvaktaren (Los vigilantes del faro).
(8) 2011. Änglamakerskan (La mirada de los ángeles). Lectura
(9) 2014. Lejomtämjaren.

domingo, 6 de abril de 2014

Doble silencio, de Mari JUNGSTEDT





Con los libros policiacos de Mari Jungstedt hay que tener en cuenta una prevención al afrontarlos: su fácil lectura. Utiliza un lenguaje sencillo, llano, descriptivo, tanto de personajes como de lugares; sus capítulos son cortos, de digestión ligera, alternos y dinámicos; sus crímenes tienen el grado justo de crueldad y de sangre; y sus personajes son dulzones en su mayoría, tanto los puntuales de cada novela como los habituales de todas ellas, por más que se esmere en presentarnos conflictos psicológicos graves para de alguna manera justificar los actos posteriores.

Y con esa prevención en mente, acaba de aparecer y ya está dispuesto a ser leído: Den dubbla tystnaden (Doble silencio –por una vez bien traducido el título–), el séptimo volumen de la serie traducido al español, aunque en su lengua original, la sueca, este año, para mayor precisión, el próximo mes, ya está previsto que se publique el duodécimo, Den man älskar, algo así como “La persona que amas”, como se ve en la bibliografía de abajo, del que habrá que esperar unos años para conseguir leer su traducción –en torno a cuatro o cinco años suele ser la media–, pero ¿tenemos urgencia por leerlo?, es lo que nos tendríamos que preguntar. Dejémoslo por el momento.

En este libro, nos referimos a Doble silencio, vuelven a aparecer el comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson, y también el periodista Johan Berg, por fin establecido casi completamente en la isla de Gotland, y su ya esposa Emma Winarve, es decir, los personajes habituales. Junto a ellos la trama comienza con la descripción de las relaciones de amistad de tres parejas, Sam y Andrea, John y Beata y Håkan y Stina –con sus hijos respectivos, aunque estos no aparezcan en ningún momento– que viven en un barrio lujoso de Visby, Terra Nova, y que deciden irse de vacaciones juntos a la isla de Fårö, al norte de Gotland, porque se celebra la semana dedicada al director de cine Ingmar Bergman. Aquí quedará la primera víctima.

Y en este caso es la isla de Fårö y luego la pequeña isla de Stora Karlsö, al oeste de Gotland, reserva protegida por sus miles de aves –araos y alcas–, las que cobran protagonismo. Porque la otra característica primordial de estas novelas es que suceden en la isla de Gotland, con su bella capital, la ciudad medieval de Visby, y en las pequeñas islas cercanas, no en vano al ciclo se le podría llamar La serie de Gotland, como hace su editorial en España, si bien hay otros autores suecos (ver Anna Jansson, por ejemplo) que podrían apropiarse del mismo título.


Como decimos, ese protagonismo que normalmente es secundario en las novelas, como es el del paisaje, el del entorno, aquí cobra un realce mayor y la propia autora intenta sacarle partido de una forma muy obvia. Si repasamos los títulos publicados hasta ahora –y nos vamos a ceñir sólo a los traducidos al español–, los decorados externos, los idílicos decorados externos son el contrapunto perfecto a los sucesivos motivos criminales. Así en la primera novela de la serie, Den du inte ser (algo mal traducida como Nadie lo ha visto), ya apareció la isla de Fårö y su espléndida playa de Norsta Auren, y allí se producirá la persecución final de Emma Winarve, aunque antes, en otra playa cerca de Flöjel se dará la primera muerte, la de su amiga Helena Hillerström, donde comienza todo. O en la tercera, I denna stilla natt (traducida como Nadie lo ha oído, imitando a los títulos de las traducciones al inglés, aunque más bien significa “En esta noche silenciosa”), las excavaciones de un poblado vikingo nuevamente en Fröjel, al sur de Visby, son el perfecto escenario del asesinato de una joven holandesa, estudiante de arqueología, Martina Flochten, con el que se inicia el caso, que luego, hacia el final, derivará en el descubrimiento de una especie de secta –pero no vamos a entrar en ello–. O en la siguiente, Den döende dandyn (traducida El arte del asesino, cuando su título es “El dandi moribundo”, como se llama un cuadro que tendrá cierto protagonismo en la novela), donde el galerista de arte moderno Egon Wallin aparece colgado en la mismísima puerta de Dalmansporten, de la muralla medieval de Visby, aunque en este caso el pequeño Visby comparta protagonismo con la gran Estocolmo. O, para terminar, en I denna ljuva sommartid (Un inquietante amanecer, aunque signifique “En este encantador verano”), la pequeña y paradisíaca isla de Gotska Sandön, situada más al norte de Fårö, será escenario de unos hechos ocurridos en 1985, veinte años antes del asesinato de Peter Bovide en la playa de Sudersand, en la isla de Fårö.



Como vemos, el escenario es primordial, y junto a él, las historias personales. Principalmente, al menos en las primeras cinco novelas, las turbulentas relaciones, propias de telenovela, de Emma y el periodista Johan Berg. Haciendo un repaso, el culebrón sería así: flechazo en la primera novela, a pesar de que Emma esté casada y tenga dos hijos, enamoramiento en la segunda, divorcio de Emma y nacimiento de su hija en común, Elin, en la tercera, planes de boda y separación en la cuarta y boda final y a lo grande en la quinta (aunque Emma llegue media hora tarde a la ceremonia). Después parece que todo se calma, aunque en la sexta Emma sin preverlo se vuelva a quedar embarazada y casi muera en el intento de salvar a la víctima en la escena final de la novela. Porque esta pareja está aquí, en realidad para pasarlo mal. Emma casi muere en la resolución del caso de la primera novela, en la tercera será Johan al que le claven un cuchillo, en la cuarta su hija en común, Elin, será secuestrada al final, lo que provocará una nueva separación.

Y la otra pareja, aunque no sea tal –por ahora, la del comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson, en principio llevan una vida más tranquila, sobre todo Knutas, felizmente casado con la matrona danesa Line y con dos hijos. Pero todo se tuerce en la quinta de la serie, Un inquietante amanecer, sobre todo para Karin, al descubrirse su pasado, cuando con quince años fue violada, se quedó embarazada, tuvo una hija y sus padres la entregaron en adopción. En cuanto a Knutas, será en la sexta, Den mörka ängeln (La falsa sonrisa o, mejor, "El ángel de la oscuridad") cuando la relación con sus hijos, ya adolescentes, empieza a naufragar, sobre todo con Nils. Y en esta última su propia y gran relación de pareja parece que ya no lo es.

Pero lo que nos incumben son los casos, y como se puede apreciar los hemos dejado para el final, ¿por qué? Porque en realidad tienden a ser planos y fácilmente se ve la trampa, a pesar de o precisamente por esas partes donde nos remontamos al pasado de los asesinos, que aparecen en todas las novelas, y donde vemos las causas de los hechos posteriores y los consiguientes desequilibrios –que los hay y muchos que los provocan, y propiamente investigación investigación hay poca y al final se resuelven porque se tienen que resolver si no la novela quedaría inacabada y sobre todo no se presentaría la ocasión para hacer que los protagonistas pasen las de Caín, como hemos visto. Y menos mal, que en las dos o tres últimas –de las traducidas– la autora ha optado por no hacer al final un capítulo resumen explicando los motivos de los asesinos como si los lectores fuesen auténticos ineptos.       
   
  




2003. Den du inte ser (Nadie lo ha visto).
2004. I denna stilla natt (Nadie lo ha oído).
2005. Den inre kretsen (Nadie lo conoce).
2006. Den döende dandyn (El arte del asesino).
2007. I denna ljuva sommartid (Un inquietante amanecer).
2008. Den mörka ängeln (La falsa sonrisa).
2009. Den dubbla tystnaden (Doble silencio). Lectura
2010. Den farliga leken.
2011. Det fjärde offret.
2012. Den sista akten.
2013. Du går inte ensam.
2014. Den man älskar. [Pendiente de publicación en mayo del 2014]

domingo, 22 de diciembre de 2013

Atrapado en un sueño, de Anna JANSSON



A veces uno debería abstenerse de hacer cualquier comentario sobre determinadas novelas, pero si esa obra ha sido deliberadamente escrita y por desgracia ha sido deliberadamente leída, y leída entera, completa, hasta la última de sus más de cuatrocientas páginas, y además uno escribe de vez en cuando algún que otro comentario sobre novelas policiacas, tiene dos opciones: no escribir comentario alguno –opción más que apetecible en este caso– o escribir un comentario para que la gente sepa a qué atenerse.

Drömmen förde dej vilse (Atrapado en un sueño) es la novela número once de la serie de la inspectora Maria Wern, publicada en español en el 2011, al año siguiente de su publicación en su idioma original, el sueco. De la misma autora, Anna Jansson, y serie también se dispone en español de la anterior, la número diez, Först när givaren är död (Hablaré cuando esté muerto). Y, por si fuera poco, la mayoría de las novelas de la serie también se han adaptado a la televisión e incluso se han doblado al español y además se emiten en pantalla actualmente –en La 2 de TVE–.

Maria Wern es una investigadora del grupo de homicidios de Visby, en la isla sueca de Gotland. Junto a ella nos encontramos con su superior Tomas Hartman y sus compañeros, Erika Lund, encargada de la recogida de pruebas, Per Arvidsson, Ek Rydberg y Haraldsson, entre otros.

El caso que nos ocupa se inicia con la agresión que sufre la propia Maria Wern al intentar defender a un chico de unos trece años que estaba siendo apaleado y pateado por un grupo de tres hombres que al final terminan matando al chico y dejando maltrecha a la policía. Pero el verdadero caso será el del asesinato y ensañamiento de la enfermera Linn Bogren ocurrido algo después, al que le seguirá otro más, el de su vecino hipocondríaco Harry Molin.

El enredo se inicia con el súbito enamoramiento de Erika, la mejor amiga y compañera de Maria Wern, del médico Anders Ahlström, que, por casualidad o no, es el médico de Linn Bogren y de Harry Molin. A todo ello hay que decir que Erika no tiene mucho éxito con las relaciones de pareja y descubrimos que, además, es madre de dos hijos a los que no ve desde hace veinte años, puesto que se quedaron con su padre, después de una depresión posparto, según nos explican en la novela. El propio Anders también tiene una hija que vive con él, de once años, pero sin madre, porque esta murió seis meses después de nacer su hija, en plena boda con Anders, según nos cuenta el propio Anders, ahogada en la playa en plena madrugada. Pero además tiene un hijo que ahora estará en la veintena de un escarceo amoroso en su época de universitario, un hijo y mujer que abandonó en ese momento al no quererse hacer cargo de él. A ellos añadimos a la propia Maria Wern también divorciada y con dos hijos a su cargo, que no aparecen en toda la novela, porque en este caso hay custodia compartida, o su amado compañero Per Arvidsson, también separado y padre de dos hijos, con el que se supone que tiene una relación, aunque ésta se viese interrumpida después de que Per unas novelas antes casi perdiese la vida al ser disparado y sufriese posteriormente una depresión que le habría llevado a querer cortar con Maria. En esta novela parece que las cosas iban a mejor, pero un extraño desliz hace que Per se acueste con su mujer, Rebecka, de la que está separado, y las cosas sigan estando más que enturbiadas. Otro más, Ek Rydberg, tiene un hijo en la cárcel, Joakim, protagonista de la novela anterior, Hablaré cuando esté muerto –en la que no vamos a entrar, pues es más de lo mismo, que como unos cuantos más –creo que se mencionan cuatro o cinco– ha tenido de relaciones pasadas.

Pero si estas vidas caóticas de los policías no fueran suficientes, los propios asesinados y asesinos en esta novela no tienen nada que envidiar. La enfermera –profesión que comparte con la propia autora Anna Jansson (¿quizá por eso la mayoría de los casos de esta serie están relacionados con médicos, enfermeras y gente de esa rama?)– Linn Bogren se acaba de enamorar de una paciente, Sara, que necesita un transplante urgente de pulmón, y con la que empieza a mantener una relación, pero resulta que está casada con un marinero, Claes, que a su vez le pone los cuernos con otra cada vez que llega a puerto. O el otro, Harry Molin, vecino de Linn, y posiblemente enamorado de ésta, aunque su hipocondría no le ayude mucho en sus relaciones personales. En fin, que todo esto nos puede hacer pensar que lo que estamos leyendo es un culebrón, pero no, su pretensión es ser una novela policiaca. Quizás el desarrollo psicológico de los personajes, pues la autora pretende desarrollar algo así, tanto de las víctimas como de los policías deje un poco que desear. Ya no queremos hablar de que esta sociedad que se nos muestra merece un estudio sociológico profundo –y no nos referimos a las causas de los asesinatos–. Sino que los propios recursos de novela policial son tan mal trabajados, tan mal llevados… Ah, se nos olvidaba que hasta el final de la novela no se nos descubre que los asesinatos no son cometidos por un sonámbulo.   


Como hemos dicho, hasta ahora en español, para nuestra salud como lectores de novela policiaca, sólo se han traducido dos novelas de la serie de catorce de la inspectora Maria Wern. Y menos mal, aunque mirándolo bien, quizá nos hubiésemos conformado con una sola, y eso exagerando, porque hubiésemos mejor pasado sin ninguna. Pero y para los lectores suecos ¿qué? Y para los lectores de otros idiomas en los que se han traducido estas novelas… Sólo me queda decir que uno es libre de elegir lo que quiere o no quiere leer. Pero a veces las contraportadas no bastan porque llevan a engaño al incauto lector, porque su función evidentemente no es informar de lo que uno se va a encontrar, sino insinuar e incitar y, por lo tanto, de alguna forma, exagerar o mentir. Aquí, en este comentario, se ha intentado no mentir, al menos, aunque sea quizá –mas no lo creo– un tanto exagerado. 

Ahora ya se entiende por qué las novelas policiacas suecas tienen tan mala fama.






2000. Stum sitter guden. [TV]
2001. Alla de stillsamma döda. [TV]
2002. Ma döden sova. [TV]
2003. Silverkronan.
2004. Drömmar ur snö. [TV]
2005. Svart fjäril. [TV]
2006. Främmande fagel. [TV]
2007. Pojke försvunnen. [TV]
2008. Inte ens det förflutna. [TV]
2009. Först när givaren är död (Hablaré cuando esté muerto). [TV]
2010. Drömmen förde dej vilse (Atrapado en un sueño). [TV] Lectura
2011. Alkemins eviga eld.
2012. När skönheten kom till Bro.
2013. Dans pa glödande kol.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Sacrificio a Mólek, de Asa LARSSON



A veces cuando menos te lo esperas algo te conmueve. Hay una escena poco antes de acabar, cuando todo está a punto de culminar, cuando todo pasa muy deprisa, cuando el miedo o la angustia o la aceleración propia del final de una novela policiaca te está llevando, en la que el tiempo de alguna forma se detiene y te detiene, te suspende, y en este caso no es por algo trepidante o espectacular o, incluso, espeluznante; no, sino que es algo que te destroza, que te chilla, que te paraliza y llora. Es la escena en la que Rebecka, mientras huye del peligro, se queda de rodillas en el bosque, en la nieve, coge con una mano, para sujetarla, la correa de Vera, la perra que adoptó en la novela anterior, que tiene, como siempre, una oreja levantada, y con la otra mano agarra un tronco, un tronco grueso… y hay algo que se te rompe dentro, que te desgarra.

Sacrificio a Mólek o Till offer at Molok en el sueco original es la quinta novela de la ahora fiscal del distrito de Kiruna Rebecka Martinsson. Y como en las anteriores Asa Larsson alterna lo propio e imprescindible de su escritura con lo que le sobra, con lo que la aumenta y la rebaja; por un lado lo que hace identificarse especialmente con ella y por el otro lo que nos aleja, que se puede identificar especialmente con lo lejano, no sólo del lugar, sino también del tiempo.


Intentaremos aclararlo. En todas las novelas desde Solstorm (Aurora boreal) de Rebecka Martinsson hay dos elementos que resultan identificatorios: Kiruna, la región de la Laponia sueca donde se desarrollan los acontecimientos, su soledad, su ambiente nevado, el frío; y la soledad y la inclemencia, la indefensión y desvalimiento de la protagonista. Ambas cosas de alguna forma están conjugadas, se necesitan, se complementan. Por eso, parece, que Rebecka vuelve en Aurora Boreal de Estocolmo, de ese prestigioso bufete de abogados donde trabaja, y por eso, parece, que desde la segunda, Det blod som spillts (Sangre derramada), permanece en su tierra, en la casa de su abuela en el pueblo de Kurravaara, donde se fue a vivir de niña cuando su madre abandonó a su padre y se trasladaron allí. Es como si la región tuviese una fuerza interior, un fuego, un calor, a pesar del frío, de la nieve, de la inclemencia, que la hace permanecer, que la da sujeción, que la permite agarrarse.

Pero mientras estas dos primeras novelas no sólo se ambientan en la zona de Kiruna sino también en sus historias, en este caso en sus historias religiosas, ambas están envueltas en crímenes contra pastores o religiosos establecidos allí, en las tres siguientes parece que necesitaba introducir elementos de novela histórica, relatos, historias alejadas de ese lugar o bien de ese tiempo, es decir, en Svart stig (La senda oscura) hay una historia de poder, de dinero, de empresas, de altibajos de la bolsa, en fin, de elementos tan alejados y, sobre todo, tan mal tratados, tan fuera de lugar, aunque la trama no se pueda desarrollar sin ellos, que la convierte, a esta novela, en la peor de todas con diferencia. No es sólo que Kiruna sea simplemente un mero pretexto, simplemente por ser donde se ha producido el asesinato, sino que todo lo que sucede, ya sea en Estocolmo o en África, como toda la historia de los personajes, Mauri Kallis a la cabeza, se nota que está metido como a presión, como con un calzador en un zapato demasiado estrecho. Es decir, nos hemos salido de Kiruna y nos hemos llevado fuera a sus personajes principales, como los policías Anna-María Mella y Sven-Erik Stalnacke, que ya no parecen los mismos, están como fuera de contexto y así actúan.

Mientras en la cuarta, Till dess din vrede upphör (Cuando pase tu ira), el elemento intruso es el nazismo y la segunda guerra mundial, que sirve de alguna forma de excusa para encontrar el motivo del asesinato en el presente, debajo del hielo, de un par de jóvenes de la localidad. Todo lo que tiene que ver con esa historia pretérita nos deja fríos, siendo, en realidad, esta novela la mejor de las cinco, precisamente porque este elemento queda bastante poco desarrollado.

Y lo mismo nos encontramos con la última, esa historia en los inicios de Kiruna, cuando se creó, allá por la época de la primera guerra mundial, y que provoca que unas acciones de una empresa canadiense reaparezcan ahora para ocasionar el móvil que produzca el asesinato de Sol-Britt Uusitalo y los intentos de matar a su nieto Marcus, eso, esa historia paralela de los amores de una profesora veinteañera y un gerente de una empresa, de una mina, que daba trabajo a toda la localidad allá en aquella época y su tragedia posterior, eso, como digo, nos aleja propiamente de lo que nos interesa, tanto en los argumentos como en los ambientes, porque nos lleva a sitios y a tiempos en los que no queremos estar, porque lo que demandamos, lo que necesitamos de Asa Larsson sólo lo podemos encontrar en esa Kiruna continuamente nevada y en esa Rebecka continuamente desamparada.


Y como tal, y a pesar de su vecino Sivving, que le da compañía, a pesar de sus cada vez mejores relaciones con Anna-Maria o Sven-Erik, y, sobre todo con Krister Eriksson, ese policía de la cara quemada, sin orejas, es decir, otro solitario que sólo se siente bien entre perros; ese desamparo de Rebecka provoca siempre que en el final de las novelas –excepción hecha de la tercera– todo lo malo le suceda a ella, en la primera para defender a dos niñas se carga a tres personas, en la segunda es atacada por el asesino que después se suicida y antes mata a su hijo retrasado, en la cuarta tiene que romper el hielo del lago donde está sumergida tras haber caído para no morir ahogada y, en esta última, la atacan, la amordazan y cuando intenta escapar tiene que hacer algo, como describimos al principio del comentario, que de nuevo la destroza, ya no sólo por fuera –siempre acaba demacrada–, sino también por dentro.      
  





2003. Solstorm. (Aurora boreal)
2004. Det blod som spillts. (Sangre derramada)
2006. Svart stig. (La senda oscura)
2008. Till dess din vrede upphör. (Cuando pase tu ira)
2012. Till offer at Molok. (Sacrificio a Mólek) Lectura