No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.
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lunes, 28 de abril de 2014

El hijo único, de Anne HOLT




Demonens død o, como se ha traducido aquí, El hijo único –evidentemente sin guardar fidelidad al título original, que se traduciría como "La muerte del demonio"–, es la tercera novela de la serie de la subinspectora del Grupo de Homicidios de la comisaría de Oslo Hanne Wilhelmsen. Hasta ahora se habían publicado en español las dos primeras y la última –de la que hice una lectura cuando salió su traducción en el 2013–, aunque ésta se sitúa bastante alejada de las siete primeras –ver bibliografía– tanto en el tiempo de su escritura como en la trama en sí, ya que Wilhelmsen ya había dejado de ser policía y se encuentra en una silla de ruedas y por tanto el caso tiene que ver más con la casualidad de que se encuentre en el tren y después en el hotel donde ocurren los hechos que con la necesidad de investigarlos, que en un principio brilla por su ausencia, como ya comenté en su momento.

Volviendo a la novela que nos ocupa, El hijo único se publicó originalmente en 1995 y se sitúa detrás de Blind gudinne (La diosa ciega) y de Salige er de som torster (Bienaventurados los sedientos), primera y segunda de la serie respectivamente. Y aunque apenas se aleja uno y dos años de las anteriores, su trama sí que tiene alguna diferencia con ellas, como iremos viendo.

La diosa ciega le sirvió a su autora para introducir a los personajes principales de la serie. Aquí por primera vez nos encontramos con la subinspectora Hanne Wilhelmsen y también con el fiscal adjunto Håkon Sand. La primera una persona hermética, muy celosa de su intimidad, que no sabemos muy bien si es debido a su homosexualidad, que por otro lado tiene perfectamente asumida, aunque se supone que es con respecto a los demás, en un ámbito, el policial, quizá donde pudiera estar no muy bien vista esa tendencia sexual, pero todo esto son apenas elucubraciones, pues da a entender la novela y la serie en general que el problema es más bien de la propia protagonista y su miedo a expresarse más que a otra cosa. En cuanto al fiscal adjunto, Håkon Sand, su carácter o su tara, si es que hablamos de esto, es más bien su cortedad, es decir, que no es un hombre con grandes dotes, y quizá comparado con los que le rodean, sea esa precisamente la característica que se destaca. Y más si tomamos en cuenta a Karen Borg, amiga de éste –que luego será algo más–, también abogada, pero en su caso estudiante ejemplar y con éxito en su carrera de abogada, aunque no en el ámbito de lo penal, que no es el suyo. A ellos habría que añadir a personajes algo secundarios como Billy T. o la pareja de Hanne, Cecilie, una médico, que en cuanto a personalidad se aleja bastante del hermetismo de su chica y de ahí algunos conflictos que se van a ir viendo en la serie.

Como decimos, la trama de La diosa ciega es bastante enrevesada, con una serie de muertes, la primera de un drogadicto, posiblemente ocasionada en un principio por la mula, un holandés llamado Han van der Kerch, pero que luego se va a complicar con el asesinato de un abogado, Hans A. Olsen, cuya conexión va a ser lo que les va a llevar a Hanne y a Håkon hacia una trama muy bien organizada y que se dirige hacia altos cargos de la justicia del país, y cuyo final no deja de resultar un tanto rocambolesco.

Algo más sencilla es la trama de Bienaventurados los sedientos, novela más corta, con menos aspiraciones, podríamos decir, y que tiene el tema de la violación de mujeres y del racismo como elementos vertebradores, aunque quizá éste último esté menos desarrollado. Unos escenarios cubiertos de gran cantidad de sangre, tanto humana como animal, pero sin víctimas, que aparecen todos los sábados, unido a la “errónea” violación de Kristine Haverstad, también ocurrida un sábado por la noche, hará que Hanne poco a poco vaya atando cabos y relacione ambos sucesos. Siguen trabajando codo con codo Wilhelmsen y Sand, aunque el fiscal adjunto tiende a tener menor protagonismo que en la primera de la serie.

Y todavía más, o menos, en El hijo único donde ni siquiera aparece. Hanne Wilhelmsen ha sido ascendida, ha pasado de ser una mera investigadora a ser subinspectora –aunque ya lo era antes, no sé si por algún error de traducción–, el caso es que su labor actual debería ser la de coordinar y dirigir a sus investigadores, entre los que se encuentra el grandullón Billy T., que ya había aparecido en las anteriores, pero simplemente como compañero de promoción y amigo –es el único que sabe de su homosexualidad–, y como miembro de los antidisturbios, mas ahora está bajo las órdenes de Hanne como investigador de homicidios, junto a Erik Henriksen y Tone-Marit Steen.



Pero, como decíamos anteriormente, esta novela se separa algo de las dos previas y no sólo por la no participación de Håkon Sand, sino porque el protagonismo adquirido por las víctimas-asesinos es mayor. En este caso el hogar de acogida donde se cuida a los niños huérfanos o con problemas familiares, el entorno de la casa, los trabajadores de ella, los propios niños tienen un desarrollo aparte, están más trabajados, intentando la autora dar mayor realce a estos elementos de la trama, incluso hay capítulos donde es la madre de Olav la que nos va narrando la infancia de este, como dándonos las bases de su carácter conflictivo. Es decir, que el elemento policial corre paralelo a este otro. Eso no quiere decir que en las anteriores no hubiese también un desarrollo de esa parte, pero quizá se le daba menor protagonismo que en esta, destacándose más la labor policial.

Y a lo mejor es por eso por lo que el final de la novela nos deja un poco, como diríamos, insatisfechos con los policías, con Hanne y con el resto, pero quizá eso no es achacable a esta novela, quizá no lo es porque en realidad si tenemos en cuenta todos los finales de las anteriores, el llegar siempre tarde o a destiempo, el que la casualidad juegue un papel demasiado importante, el que a pesar de descubrir finalmente todo el embrollo, eso no sirva de nada o de casi nada, en fin, todo eso nos deja la impresión de que, por mucho que se resalte en las sucesivas novelas la pericia de Hanne Wilhelmsen, ésta no sea tan destacable como parece.      

A lo mejor –y estamos buscando una explicación alternativa–, a lo mejor, decimos, los finales son así porque la justicia, si es que la hay, termina siendo, como rezaba el título de la primera de las novelas de la serie, termina siendo total y absolutamente ciega: La diosa ciega o, en su noruego original, Blind gudinne.






(1) 1993. Blind gudinne (La diosa ciega).
(2) 1994. Salige er de som tørster (Bienaventurados los sedientos).
(3) 1995. Demonens død (El hijo único). Lectura
(4) 1997. Løvens gap (En las fauces del león). Lectura
(5) 1999. Død joker.
(6) 2000. Uten ekko. Escrita con Berit Reiss-Andersen.
(7) 2003. Sannheten bortenfor.
(8) 2007. 1222 (1222). Lectura 

2006. Presidentens valg (Una mañana de mayo). [Pertenece a la serie de la profiler Inger Johanne Vik y del policía Yngvar Stubø, pero aparece Hanne Wilhelmsen, ya retirada de la policía y en silla de ruedas, como amiga de Vik. Ver lectura de la serie]

domingo, 6 de abril de 2014

Doble silencio, de Mari JUNGSTEDT





Con los libros policiacos de Mari Jungstedt hay que tener en cuenta una prevención al afrontarlos: su fácil lectura. Utiliza un lenguaje sencillo, llano, descriptivo, tanto de personajes como de lugares; sus capítulos son cortos, de digestión ligera, alternos y dinámicos; sus crímenes tienen el grado justo de crueldad y de sangre; y sus personajes son dulzones en su mayoría, tanto los puntuales de cada novela como los habituales de todas ellas, por más que se esmere en presentarnos conflictos psicológicos graves para de alguna manera justificar los actos posteriores.

Y con esa prevención en mente, acaba de aparecer y ya está dispuesto a ser leído: Den dubbla tystnaden (Doble silencio –por una vez bien traducido el título–), el séptimo volumen de la serie traducido al español, aunque en su lengua original, la sueca, este año, para mayor precisión, el próximo mes, ya está previsto que se publique el duodécimo, Den man älskar, algo así como “La persona que amas”, como se ve en la bibliografía de abajo, del que habrá que esperar unos años para conseguir leer su traducción –en torno a cuatro o cinco años suele ser la media–, pero ¿tenemos urgencia por leerlo?, es lo que nos tendríamos que preguntar. Dejémoslo por el momento.

En este libro, nos referimos a Doble silencio, vuelven a aparecer el comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson, y también el periodista Johan Berg, por fin establecido casi completamente en la isla de Gotland, y su ya esposa Emma Winarve, es decir, los personajes habituales. Junto a ellos la trama comienza con la descripción de las relaciones de amistad de tres parejas, Sam y Andrea, John y Beata y Håkan y Stina –con sus hijos respectivos, aunque estos no aparezcan en ningún momento– que viven en un barrio lujoso de Visby, Terra Nova, y que deciden irse de vacaciones juntos a la isla de Fårö, al norte de Gotland, porque se celebra la semana dedicada al director de cine Ingmar Bergman. Aquí quedará la primera víctima.

Y en este caso es la isla de Fårö y luego la pequeña isla de Stora Karlsö, al oeste de Gotland, reserva protegida por sus miles de aves –araos y alcas–, las que cobran protagonismo. Porque la otra característica primordial de estas novelas es que suceden en la isla de Gotland, con su bella capital, la ciudad medieval de Visby, y en las pequeñas islas cercanas, no en vano al ciclo se le podría llamar La serie de Gotland, como hace su editorial en España, si bien hay otros autores suecos (ver Anna Jansson, por ejemplo) que podrían apropiarse del mismo título.


Como decimos, ese protagonismo que normalmente es secundario en las novelas, como es el del paisaje, el del entorno, aquí cobra un realce mayor y la propia autora intenta sacarle partido de una forma muy obvia. Si repasamos los títulos publicados hasta ahora –y nos vamos a ceñir sólo a los traducidos al español–, los decorados externos, los idílicos decorados externos son el contrapunto perfecto a los sucesivos motivos criminales. Así en la primera novela de la serie, Den du inte ser (algo mal traducida como Nadie lo ha visto), ya apareció la isla de Fårö y su espléndida playa de Norsta Auren, y allí se producirá la persecución final de Emma Winarve, aunque antes, en otra playa cerca de Flöjel se dará la primera muerte, la de su amiga Helena Hillerström, donde comienza todo. O en la tercera, I denna stilla natt (traducida como Nadie lo ha oído, imitando a los títulos de las traducciones al inglés, aunque más bien significa “En esta noche silenciosa”), las excavaciones de un poblado vikingo nuevamente en Fröjel, al sur de Visby, son el perfecto escenario del asesinato de una joven holandesa, estudiante de arqueología, Martina Flochten, con el que se inicia el caso, que luego, hacia el final, derivará en el descubrimiento de una especie de secta –pero no vamos a entrar en ello–. O en la siguiente, Den döende dandyn (traducida El arte del asesino, cuando su título es “El dandi moribundo”, como se llama un cuadro que tendrá cierto protagonismo en la novela), donde el galerista de arte moderno Egon Wallin aparece colgado en la mismísima puerta de Dalmansporten, de la muralla medieval de Visby, aunque en este caso el pequeño Visby comparta protagonismo con la gran Estocolmo. O, para terminar, en I denna ljuva sommartid (Un inquietante amanecer, aunque signifique “En este encantador verano”), la pequeña y paradisíaca isla de Gotska Sandön, situada más al norte de Fårö, será escenario de unos hechos ocurridos en 1985, veinte años antes del asesinato de Peter Bovide en la playa de Sudersand, en la isla de Fårö.



Como vemos, el escenario es primordial, y junto a él, las historias personales. Principalmente, al menos en las primeras cinco novelas, las turbulentas relaciones, propias de telenovela, de Emma y el periodista Johan Berg. Haciendo un repaso, el culebrón sería así: flechazo en la primera novela, a pesar de que Emma esté casada y tenga dos hijos, enamoramiento en la segunda, divorcio de Emma y nacimiento de su hija en común, Elin, en la tercera, planes de boda y separación en la cuarta y boda final y a lo grande en la quinta (aunque Emma llegue media hora tarde a la ceremonia). Después parece que todo se calma, aunque en la sexta Emma sin preverlo se vuelva a quedar embarazada y casi muera en el intento de salvar a la víctima en la escena final de la novela. Porque esta pareja está aquí, en realidad para pasarlo mal. Emma casi muere en la resolución del caso de la primera novela, en la tercera será Johan al que le claven un cuchillo, en la cuarta su hija en común, Elin, será secuestrada al final, lo que provocará una nueva separación.

Y la otra pareja, aunque no sea tal –por ahora, la del comisario Anders Knutas y la subcomisaria Karin Jacobsson, en principio llevan una vida más tranquila, sobre todo Knutas, felizmente casado con la matrona danesa Line y con dos hijos. Pero todo se tuerce en la quinta de la serie, Un inquietante amanecer, sobre todo para Karin, al descubrirse su pasado, cuando con quince años fue violada, se quedó embarazada, tuvo una hija y sus padres la entregaron en adopción. En cuanto a Knutas, será en la sexta, Den mörka ängeln (La falsa sonrisa o, mejor, "El ángel de la oscuridad") cuando la relación con sus hijos, ya adolescentes, empieza a naufragar, sobre todo con Nils. Y en esta última su propia y gran relación de pareja parece que ya no lo es.

Pero lo que nos incumben son los casos, y como se puede apreciar los hemos dejado para el final, ¿por qué? Porque en realidad tienden a ser planos y fácilmente se ve la trampa, a pesar de o precisamente por esas partes donde nos remontamos al pasado de los asesinos, que aparecen en todas las novelas, y donde vemos las causas de los hechos posteriores y los consiguientes desequilibrios –que los hay y muchos que los provocan, y propiamente investigación investigación hay poca y al final se resuelven porque se tienen que resolver si no la novela quedaría inacabada y sobre todo no se presentaría la ocasión para hacer que los protagonistas pasen las de Caín, como hemos visto. Y menos mal, que en las dos o tres últimas –de las traducidas– la autora ha optado por no hacer al final un capítulo resumen explicando los motivos de los asesinos como si los lectores fuesen auténticos ineptos.       
   
  




2003. Den du inte ser (Nadie lo ha visto).
2004. I denna stilla natt (Nadie lo ha oído).
2005. Den inre kretsen (Nadie lo conoce).
2006. Den döende dandyn (El arte del asesino).
2007. I denna ljuva sommartid (Un inquietante amanecer).
2008. Den mörka ängeln (La falsa sonrisa).
2009. Den dubbla tystnaden (Doble silencio). Lectura
2010. Den farliga leken.
2011. Det fjärde offret.
2012. Den sista akten.
2013. Du går inte ensam.
2014. Den man älskar. [Pendiente de publicación en mayo del 2014]

miércoles, 26 de febrero de 2014

La mujer del lunar, de Håkan NESSER



¿Cuáles son las razones habituales para cometer asesinatos? ¿Cuáles son las razones que luego se convierten en pulsiones, las pulsiones que te obligan, que te fuerzan, que te manejan de tal forma que ya no eres tú, o eres tú pero con otro comportamiento, un comportamiento guiado por una mente que ya no es la tuya, sino una mente dominada por pulsiones que son más fuertes que las razones en contra, las pulsiones que te obligan a matar. Podríamos citar algunas, no son muchas, no son todas, pero una es la venganza, como en Kvinna med födelsemärke (La mujer del lunar) o en Borkmanns punkt; otra los instintos sexuales, desmedidos, depravados, como en Det grovmaskiga nätet (La tosca red) o Kommissarien och tystnaden; y otra puede ser lo anterior mezclado con la envidia, como en Återkomsten. Es decir, casi exclusivamente nos quedaríamos con dos pulsiones: el sexo y el sentimiento de venganza.

Håkan Nesser no ha sido un autor favorecido por las ediciones en español. Apenas se han traducido dos novelas de la serie del comisario Van Veeteren –de la que incluso hay serie televisiva y apenas ninguna de la nueva serie de Barbarotti. ¿Por qué? No lo sabemos, no sabemos cuáles son los elementos de decisión editoriales que llevan a publicar a tantos autores nórdicos y desechar a otros. En este caso al menos no se han dejado influenciar por la calidad de las obras, ya que por esa razón Nesser debería haber sido algo más favorecido.

La serie del comisario Van Veeteren, los diez libros, se escribieron en la década de los noventa del siglo pasado –como más o menos por las mismas fechas que el tan aclamado Wallander de Mankell–y primeros años de este siglo, siendo el primero de 1993 y el último de 2003, esto es, diez libros en diez años y serie completa; mientras que los de Barbarotti se están publicando en los últimos años y su autor ya ha anunciado los dos que le quedan para completar la serie. Pero de este último no vamos a hablar pues en español no existe ningún conocimiento de él, nos centraremos en Van Veeteren, aunque no nos ceñiremos a las dos únicas traducidas hasta la fecha. (En una primera lectura hablaremos de las cinco primeras y dejaremos las otras cinco restantes para una lectura posterior y así tener una visión completa de la serie.)

9788490060544Det grovmaskiga nätet fue su primera novela de la serie, de la que sí hay traducción (La tosca red cuyo título alude a esos hilos que te atrapan y no te dejan escapar). Ewa Ringmar es encontrada muerta en la bañera de su casa. Su marido Janek Mitter, quien la encuentra, es acusado y condenado. Tanto Mitter como Ewa son profesores en el mismo instituto Bunge en Maardam –ciudad ficticia no situada en Suecia sino en una especie de país centroeuropeo que pudieran ser los Paises Bajos como el nombre del protagonista pudiera indicar, pero otros elementos, los nombres de las calles, ciertos paisajes urbanos y no urbanos, los nombres de los otros personajes, etc., tampoco nos llevan a identificarlo claramente–. Las apariencias incriminan a Mitter e incluso su actitud y, ante todo, su pérdida de memoria del momento, fue una noche de borrachera y sexo con su mujer, no ayudan. Sólo cuando, ya ingresado en un centro psiquiátrico, es encontrado también asesinado, las cosas, la investigación toma un nuevo rumbo. Y ahí es donde aparecen la intuición de Van Veeteren y el trabajo de su equipo de investigación, más lo primero que lo segundo. Porque es en la búsqueda de los antecedentes, de lo ocurrido previamente al suceso, pero no sólo de lo inmediato al hecho sino de la trayectoria vital del personaje, en este caso de Ewa, en ese misterio que es una vida es donde se encuentran los hechos, los determinantes que han llegado a desembocar en el suceso en sí. Y es en ese silencio, en eso no dicho, que se convierte en lo desconocido por conocer, es donde hay elementos en común con la quinta novela de la serie, Kommissarien och tystnaden –traducido sería El comisario y el silencio–, cuyo título no puede ser más explícito en ese sentido. En esta novela la trama se aleja de Maardam y se desplaza a Sorbinowo, zona de campamentos de verano, donde se ha instalado la secta o iglesia de La Vida Pura, cuyo líder o Mesías es Oscar Yellinek. Van Veeteren, justo unos quince días antes de empezar sus vacaciones en Creta, es llamado para ayudar porque han desaparecido no una sino dos niñas de unos trece años y que pertenecen a esa congregación. Lo que se encuentra el comisario al llegar es el silencio de todos, no sólo de Yellinek, sino también de sus tres, llamémoslas, mujeres y de todas las otras niñas que estaban en el campamento junto a las dos desaparecidas. Y ese silencio que forma parte de esa vida retirada y que es una especie de protección frente al Otro Mundo de los que pretenden La Vida Pura, también es un muro con el que se topa la investigación de las desapariciones. Sólo cuando se encuentran los cadáveres de las niñas desnudas, violadas y estranguladas, los acontecimientos empiezan a avanzar y la causa a aparecer. Y con ello el elemento sexual como motivación de los hechos comporta mayor preponderancia. 


Como lo tendrá en Återkomsten –algo así como La reaparición o El resurgimiento–, tercera de la serie, aunque matizado con cierta dosis de envidia como motivo concomitante. En esta novela todo comienza con la aparición de un torso sin cabeza ni extremidades y cuya identificación no se produce hasta pasadas las primeras cien páginas de la novela. El asesinado es Leopold Verhaven (apellido claramente belga), un exitoso atleta de medio fondo hasta que se descubre que se dopaba, que después fue condenado en dos ocasiones, en 1962 por el asesinato de su pareja de entonces Beatrice, y en 1981 por lo mismo y en las mismas circunstancias, pero entonces será Marlene. Y justo al día después de salir de la cárcel, una vez cumplida su segunda condena, él a su vez también es asesinado. La novela se mueve entre ciertos flashbacks, la lucidez de pensamiento de Van Veeteren y las pesquisas de Münster y Rooth.

Las causas siempre vienen del pasado y aunque matizado por algún otro motivo –en las dos siguientes hablamos de venganza– el componente sexual está presente. En Kvinna med födelsemärke –cuya traducción española titula La mujer del lunar, aunque podríamos decir que födelsemärke alude más a una marca de nacimiento que en este caso es más bien psicológica que física– es una violación y en Borkmanns punkt un cierto maltrato psicológico y una degradación física. En La mujer del lunar los hechos que ocasionan los asesinatos ocurrieron hace treinta años, mientras que en Borkmanns punkt –que traducido significa El punto o El momento de Borkmanns, siendo Borkmanns el policía que formó a Van Veeteren, y que con ello se alude, como explicita la novela, al momento en la investigación cuando el conocimiento de los hechos ya es suficiente, el punto en el cual, por más información nueva que se sume, ya no es necesaria para desentrañar el asunto, el momento en el que el pensamiento (o la intuición) te dice click, ya está–, repetimos, mientras que en Borkmanns punkt todo ocurre unos años antes y todo se desencadena cuando los que cometieron los hechos vuelven a la misma ciudad tiempo después y más o menos a la vez. En ambos la venganza se lleva a cabo, y las investigaciones de Van Veeteren y sus compañeros siempre van un paso por detrás, incluso en La mujer del lunar –de la que no conseguimos saber el nombre–, como se dice en la novela, el círculo se completa, lo que ocurrió hace treinta años tiene su culminación en el presente a través de esa venganza, la causa que motivó el efecto al final sucumbe a manos de ese efecto.

En fin, Nesser ha creado un personaje peculiar, chistoso a veces, algo extravagante también, enfermo de cáncer de intestino, que será operado con éxito en Återkomsten, separado de Renate y con dos hijos, Jess, que ya le ha dado nietos –más cerca de los sesenta que de los cincuenta, y Erich, en la cárcel, y con amigos como Mahler con el que juega al ajedrez, bebe vino y escucha música clásica; y alrededor ha ido sumando otros policías como Münster, con el que juega al Bádminton y siempre pierde, y que luego tendrá mayor protagonismo en la sexta novela de la serie, Reinhart, que fuma en pipa y en La mujer del lunar encuentra a su pareja ideal, Jung y Heinemann, Rooth y deBries, o Ewa Moreno, que también protagonizará la octava. A ellos se suma Hiller, como el inspector jefe de todos, cuyo despacho parece más bien un jardín botánico. Pero todo se vertebra a partir de Van Veeteren y sus investigaciones cual psicoanalista hacia el pasado y que desembocan siempre como en el psicoanálisis en una sexualidad mal llevada.






1993. Det grovmaskiga nätet (La tosca red). [TV]
1994. Borkmanns punkt. [TV]
1995. Återkomsten. [TV]
1996. Kvinna med födelsemärke (La mujer del lunar). [TV] Lectura
1997. Kommissarien och tystnaden. [TV]
1998. Münsters fall. [TV]
1999. Carambole. [TV]
2000. Ewa Morenos fall.
2001. Svalan, katten, rosen, döden. [TV]
2003. Fallet G. [TV]

domingo, 22 de diciembre de 2013

Atrapado en un sueño, de Anna JANSSON



A veces uno debería abstenerse de hacer cualquier comentario sobre determinadas novelas, pero si esa obra ha sido deliberadamente escrita y por desgracia ha sido deliberadamente leída, y leída entera, completa, hasta la última de sus más de cuatrocientas páginas, y además uno escribe de vez en cuando algún que otro comentario sobre novelas policiacas, tiene dos opciones: no escribir comentario alguno –opción más que apetecible en este caso– o escribir un comentario para que la gente sepa a qué atenerse.

Drömmen förde dej vilse (Atrapado en un sueño) es la novela número once de la serie de la inspectora Maria Wern, publicada en español en el 2011, al año siguiente de su publicación en su idioma original, el sueco. De la misma autora, Anna Jansson, y serie también se dispone en español de la anterior, la número diez, Först när givaren är död (Hablaré cuando esté muerto). Y, por si fuera poco, la mayoría de las novelas de la serie también se han adaptado a la televisión e incluso se han doblado al español y además se emiten en pantalla actualmente –en La 2 de TVE–.

Maria Wern es una investigadora del grupo de homicidios de Visby, en la isla sueca de Gotland. Junto a ella nos encontramos con su superior Tomas Hartman y sus compañeros, Erika Lund, encargada de la recogida de pruebas, Per Arvidsson, Ek Rydberg y Haraldsson, entre otros.

El caso que nos ocupa se inicia con la agresión que sufre la propia Maria Wern al intentar defender a un chico de unos trece años que estaba siendo apaleado y pateado por un grupo de tres hombres que al final terminan matando al chico y dejando maltrecha a la policía. Pero el verdadero caso será el del asesinato y ensañamiento de la enfermera Linn Bogren ocurrido algo después, al que le seguirá otro más, el de su vecino hipocondríaco Harry Molin.

El enredo se inicia con el súbito enamoramiento de Erika, la mejor amiga y compañera de Maria Wern, del médico Anders Ahlström, que, por casualidad o no, es el médico de Linn Bogren y de Harry Molin. A todo ello hay que decir que Erika no tiene mucho éxito con las relaciones de pareja y descubrimos que, además, es madre de dos hijos a los que no ve desde hace veinte años, puesto que se quedaron con su padre, después de una depresión posparto, según nos explican en la novela. El propio Anders también tiene una hija que vive con él, de once años, pero sin madre, porque esta murió seis meses después de nacer su hija, en plena boda con Anders, según nos cuenta el propio Anders, ahogada en la playa en plena madrugada. Pero además tiene un hijo que ahora estará en la veintena de un escarceo amoroso en su época de universitario, un hijo y mujer que abandonó en ese momento al no quererse hacer cargo de él. A ellos añadimos a la propia Maria Wern también divorciada y con dos hijos a su cargo, que no aparecen en toda la novela, porque en este caso hay custodia compartida, o su amado compañero Per Arvidsson, también separado y padre de dos hijos, con el que se supone que tiene una relación, aunque ésta se viese interrumpida después de que Per unas novelas antes casi perdiese la vida al ser disparado y sufriese posteriormente una depresión que le habría llevado a querer cortar con Maria. En esta novela parece que las cosas iban a mejor, pero un extraño desliz hace que Per se acueste con su mujer, Rebecka, de la que está separado, y las cosas sigan estando más que enturbiadas. Otro más, Ek Rydberg, tiene un hijo en la cárcel, Joakim, protagonista de la novela anterior, Hablaré cuando esté muerto –en la que no vamos a entrar, pues es más de lo mismo, que como unos cuantos más –creo que se mencionan cuatro o cinco– ha tenido de relaciones pasadas.

Pero si estas vidas caóticas de los policías no fueran suficientes, los propios asesinados y asesinos en esta novela no tienen nada que envidiar. La enfermera –profesión que comparte con la propia autora Anna Jansson (¿quizá por eso la mayoría de los casos de esta serie están relacionados con médicos, enfermeras y gente de esa rama?)– Linn Bogren se acaba de enamorar de una paciente, Sara, que necesita un transplante urgente de pulmón, y con la que empieza a mantener una relación, pero resulta que está casada con un marinero, Claes, que a su vez le pone los cuernos con otra cada vez que llega a puerto. O el otro, Harry Molin, vecino de Linn, y posiblemente enamorado de ésta, aunque su hipocondría no le ayude mucho en sus relaciones personales. En fin, que todo esto nos puede hacer pensar que lo que estamos leyendo es un culebrón, pero no, su pretensión es ser una novela policiaca. Quizás el desarrollo psicológico de los personajes, pues la autora pretende desarrollar algo así, tanto de las víctimas como de los policías deje un poco que desear. Ya no queremos hablar de que esta sociedad que se nos muestra merece un estudio sociológico profundo –y no nos referimos a las causas de los asesinatos–. Sino que los propios recursos de novela policial son tan mal trabajados, tan mal llevados… Ah, se nos olvidaba que hasta el final de la novela no se nos descubre que los asesinatos no son cometidos por un sonámbulo.   


Como hemos dicho, hasta ahora en español, para nuestra salud como lectores de novela policiaca, sólo se han traducido dos novelas de la serie de catorce de la inspectora Maria Wern. Y menos mal, aunque mirándolo bien, quizá nos hubiésemos conformado con una sola, y eso exagerando, porque hubiésemos mejor pasado sin ninguna. Pero y para los lectores suecos ¿qué? Y para los lectores de otros idiomas en los que se han traducido estas novelas… Sólo me queda decir que uno es libre de elegir lo que quiere o no quiere leer. Pero a veces las contraportadas no bastan porque llevan a engaño al incauto lector, porque su función evidentemente no es informar de lo que uno se va a encontrar, sino insinuar e incitar y, por lo tanto, de alguna forma, exagerar o mentir. Aquí, en este comentario, se ha intentado no mentir, al menos, aunque sea quizá –mas no lo creo– un tanto exagerado. 

Ahora ya se entiende por qué las novelas policiacas suecas tienen tan mala fama.






2000. Stum sitter guden. [TV]
2001. Alla de stillsamma döda. [TV]
2002. Ma döden sova. [TV]
2003. Silverkronan.
2004. Drömmar ur snö. [TV]
2005. Svart fjäril. [TV]
2006. Främmande fagel. [TV]
2007. Pojke försvunnen. [TV]
2008. Inte ens det förflutna. [TV]
2009. Först när givaren är död (Hablaré cuando esté muerto). [TV]
2010. Drömmen förde dej vilse (Atrapado en un sueño). [TV] Lectura
2011. Alkemins eviga eld.
2012. När skönheten kom till Bro.
2013. Dans pa glödande kol.

martes, 26 de noviembre de 2013

Huesos en el jardín, de Henning MANKELL



Händelse om hösten (Huesos en el jardín) es la última novela de Kurt Wallander, pero ni es la última ni es propiamente una novela, aunque sí que nos encontramos de nuevo con Wallander y con su hija Linda, pero tampoco con un caso propiamente dicho.

Empecemos. Sí es la última novela publicada de Kurt Wallander escrita por Henning Mankell traducida al español, aunque ni por su cronología externa, fue publicada por primera vez en el 2004 en Holanda, ni por su cronología interna es la última. Si tenemos en cuenta el orden temporal interno de toda la serie de Wallander, la que nos ocupa estaría situada entre Brandvägg (Cortafuegos), cuyos acontecimientos se sitúan entre octubre y noviembre de 1997 y la última novela de la serie, Den orolige mannen (El hombre inquieto), que se desarrolla una década después, entre enero del 2007 y mayo del 2010, aunque entre Cortafuegos y Huesos en el jardín podríamos introducir la única en la que el personaje principal es Linda Wallander, la hija de Kurt, que protagonizó Innan frosten (Antes de que hiele), siendo su padre un personaje secundario, y que se sitúa en su cronología interna entre agosto y noviembre del 2001 y que a su vez fue publicada en el 2002.

Y no es una novela porque en realidad es una nouvelle, es un relato largo de algo más de cien páginas que ni por asomo se acerca ni en extensión ni en complejidad al resto de la serie, donde priman novelas de ritmo pausado, muy prolijas en la descripción de los acontecimientos, pero también de los estados de ánimo, sobre todo del protagonista y, como decimos, con una complejidad en el desarrollo de las tramas que ni por asomo encontramos en ésta.

Pero lo que nos complace de ella es que rellena un poco la laguna de unos diez años entre los acontecimientos de Cortafuegos situados en 1997 y los del fin de la serie en El hombre inquieto que empieza su andadura en enero del 2007.

Y en ese interin, Wallander ha decidido por fin mudarse de su piso del centro de Ystad en la calle Mariagatan a una casa con jardín en las afueras y también ha decidido tener perro. Y como su compañero Martinsson lo sabe, le ha ofrecido una casa de un familiar de su mujer que ya es demasiado mayor para vivir allí y en donde Wallander en una primera visita se va a encontrar con unos huesos enterrados en su jardín que provocarán el desarrollo de su trama. Y donde Wallander empieza a plantearse una serie de cuestiones personales que tienen que ver con el paso del tiempo y la proximidad de la vejez, que es precisamente la excusa principal de El hombre inquieto.

Porque El hombre inquieto se puede leer en dos vertientes, como en general toda la serie. Una, la de la investigación, en este caso una investigación más o menos personal de la desaparición de los suegros de su hija Linda, primero la del suegro Hakan von Enke, un antiguo capitán de fragata de la armada sueca, ya retirado y que acaba de cumplir setenta y cinco años y después la de su mujer Louise, profesora de alemán y antigua saltadora de natación, unos años más joven que su marido. Y esas desapariciones derivarán en una trama de espionaje, donde se ven envueltas las dos grandes potencias de la guerra fría y que tiene como centro las profundidades de las aguas territoriales suecas y sus escudos estratégicos de defensa. Y cuya metáfora son los submarinos de unos y otros que surcan esos mares en una suerte de trayectorias ocultas que semejan la de los espías, ya soviéticos o del bloque del este ya norteamericanos u occidentales, que actúan en Suecia bajo una apariencia que sólo Wallander puede llegar a desenmascarar.

La otra vertiente es la personal, la de la vida de Kurt, la del declive, podríamos decir, de cómo uno mismo se va dando cuenta y a su vez se va ocultando a sí mismo esa deriva del cuerpo hacia un descampado al que no queremos llegar. Porque al Wallander ya diabético se le suma el Wallander con lagunas de memoria, el Wallander que olvida su arma reglamentaria en un restaurante, el Wallander que pierde la noción de dónde se encuentra, el Wallander que se va metiendo en ese agujero repleto de sombras, de intervalos vacíos, de huecos, que al final derivarán en un enorme espacio oscuro que será el Alzheimer.


Y en eso Henning Mankell es especialista y quizá lo que ha llevado a la serie de Wallander a su gran éxito, pues siendo novelas policiacas, lo que las caracteriza es precisamente ese desarrollo del mundo interior del protagonista, de su trayectoria vital, pero no como un ser excepcional que desentraña casos misteriosos, sino como un simple policía de Ystad, una pequeña ciudad en la región de Escania, al sur de Suecia, con cierta tendencia a la soledad, separado de Mona, la madre de su hija Linda, con apenas algún escarceo amoroso como el de Baiba en Hundarna i Riga (Los perros de Riga) –que por cierto en El hombre inquieto termina muriendo ya enferma de cáncer, porque esta novela es en cierto modo un colofón donde se cierran o intentan cerrar todos los cabos sueltos que se han ido dejando a los largo de todas las novelas de la serie–, con sus relaciones conflictivas con estas mujeres o con su propio padre, el pintor de un único motivo, ya muerto también en otra de las novelas, aunque siempre presente en su mente, y con sí mismo, en diálogo constante consigo mismo y con sus miserias, que no dejan de ser las miserias de todos.     

En resumen, Huesos en el jardín es una nouvelle de lectura fácil y reencuentro ansiado con Wallander, en un momento intermedio antes de su declive final, pero que a sus lectores habituales se les debe hacer corta, acostumbrados a otro ritmo y a otras anchuras. Es como una pequeño punto de luz en esa década perdida de Wallander, porque después de ocho novelas, desde Mördare Utan ansikte (Asesinos sin rostro) hasta la ya mencionada Cortafuegos, una por año, que ocupan casi entera la década de los noventa, más un libro de relatos, Pyramiden (La pirámide), que habla de la prehistoria de Wallander, en la década posterior, la de los años dos mil, nos tenemos que contentar con una novela donde la protagonista es su hija, con la novela colofón de El hombre inquieto y con esta pequeña pildorita para nuestra ansiedad de Wallander que es Huesos en el jardín.






1991. Mördare Utan ansikte (Asesinos sin rostro). [Enero-agosto de1990]
1992. Hundarna i Riga (Los perros de Riga). [Febrero-mayo de 1991]
1993. Den vita lejoninnan (La leona blanca). [Abril-junio de 1992]
1994. Mannen som log (El hombre sonriente). [Octubre-diciembre de 1993]
1995. Villospar (La falsa pista). [Junio-septiembre de 1994]
1996. Den femte Kvinnan (La quinta mujer). [Septiembre-diciembre de 1994]
1997. Steget Ester (Pisando los talones). [Junio-octubre de 1996]
1998. Brandvägg (Cortafuegos). [Octubre-noviembre de 1997]
2004. Händelse om hösten (Huesos en el jardín). [Octubre-diciembre de 2002] Lectura
2009. Den orolige mannen (El hombre inquieto). [Enero de 2007-mayo de 2010]

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1999. Pyramiden (La pirámide). [Relatos de la juventud de Wallander. Entre 1969 y 1990]
2002. Innan frosten (Antes de que hiele). [La protagonista es Linda, la hija de Kurt Wallander. Él aparece de forma secundaria. Agosto-noviembre de 2001]

viernes, 1 de noviembre de 2013

Sacrificio a Mólek, de Asa LARSSON



A veces cuando menos te lo esperas algo te conmueve. Hay una escena poco antes de acabar, cuando todo está a punto de culminar, cuando todo pasa muy deprisa, cuando el miedo o la angustia o la aceleración propia del final de una novela policiaca te está llevando, en la que el tiempo de alguna forma se detiene y te detiene, te suspende, y en este caso no es por algo trepidante o espectacular o, incluso, espeluznante; no, sino que es algo que te destroza, que te chilla, que te paraliza y llora. Es la escena en la que Rebecka, mientras huye del peligro, se queda de rodillas en el bosque, en la nieve, coge con una mano, para sujetarla, la correa de Vera, la perra que adoptó en la novela anterior, que tiene, como siempre, una oreja levantada, y con la otra mano agarra un tronco, un tronco grueso… y hay algo que se te rompe dentro, que te desgarra.

Sacrificio a Mólek o Till offer at Molok en el sueco original es la quinta novela de la ahora fiscal del distrito de Kiruna Rebecka Martinsson. Y como en las anteriores Asa Larsson alterna lo propio e imprescindible de su escritura con lo que le sobra, con lo que la aumenta y la rebaja; por un lado lo que hace identificarse especialmente con ella y por el otro lo que nos aleja, que se puede identificar especialmente con lo lejano, no sólo del lugar, sino también del tiempo.


Intentaremos aclararlo. En todas las novelas desde Solstorm (Aurora boreal) de Rebecka Martinsson hay dos elementos que resultan identificatorios: Kiruna, la región de la Laponia sueca donde se desarrollan los acontecimientos, su soledad, su ambiente nevado, el frío; y la soledad y la inclemencia, la indefensión y desvalimiento de la protagonista. Ambas cosas de alguna forma están conjugadas, se necesitan, se complementan. Por eso, parece, que Rebecka vuelve en Aurora Boreal de Estocolmo, de ese prestigioso bufete de abogados donde trabaja, y por eso, parece, que desde la segunda, Det blod som spillts (Sangre derramada), permanece en su tierra, en la casa de su abuela en el pueblo de Kurravaara, donde se fue a vivir de niña cuando su madre abandonó a su padre y se trasladaron allí. Es como si la región tuviese una fuerza interior, un fuego, un calor, a pesar del frío, de la nieve, de la inclemencia, que la hace permanecer, que la da sujeción, que la permite agarrarse.

Pero mientras estas dos primeras novelas no sólo se ambientan en la zona de Kiruna sino también en sus historias, en este caso en sus historias religiosas, ambas están envueltas en crímenes contra pastores o religiosos establecidos allí, en las tres siguientes parece que necesitaba introducir elementos de novela histórica, relatos, historias alejadas de ese lugar o bien de ese tiempo, es decir, en Svart stig (La senda oscura) hay una historia de poder, de dinero, de empresas, de altibajos de la bolsa, en fin, de elementos tan alejados y, sobre todo, tan mal tratados, tan fuera de lugar, aunque la trama no se pueda desarrollar sin ellos, que la convierte, a esta novela, en la peor de todas con diferencia. No es sólo que Kiruna sea simplemente un mero pretexto, simplemente por ser donde se ha producido el asesinato, sino que todo lo que sucede, ya sea en Estocolmo o en África, como toda la historia de los personajes, Mauri Kallis a la cabeza, se nota que está metido como a presión, como con un calzador en un zapato demasiado estrecho. Es decir, nos hemos salido de Kiruna y nos hemos llevado fuera a sus personajes principales, como los policías Anna-María Mella y Sven-Erik Stalnacke, que ya no parecen los mismos, están como fuera de contexto y así actúan.

Mientras en la cuarta, Till dess din vrede upphör (Cuando pase tu ira), el elemento intruso es el nazismo y la segunda guerra mundial, que sirve de alguna forma de excusa para encontrar el motivo del asesinato en el presente, debajo del hielo, de un par de jóvenes de la localidad. Todo lo que tiene que ver con esa historia pretérita nos deja fríos, siendo, en realidad, esta novela la mejor de las cinco, precisamente porque este elemento queda bastante poco desarrollado.

Y lo mismo nos encontramos con la última, esa historia en los inicios de Kiruna, cuando se creó, allá por la época de la primera guerra mundial, y que provoca que unas acciones de una empresa canadiense reaparezcan ahora para ocasionar el móvil que produzca el asesinato de Sol-Britt Uusitalo y los intentos de matar a su nieto Marcus, eso, esa historia paralela de los amores de una profesora veinteañera y un gerente de una empresa, de una mina, que daba trabajo a toda la localidad allá en aquella época y su tragedia posterior, eso, como digo, nos aleja propiamente de lo que nos interesa, tanto en los argumentos como en los ambientes, porque nos lleva a sitios y a tiempos en los que no queremos estar, porque lo que demandamos, lo que necesitamos de Asa Larsson sólo lo podemos encontrar en esa Kiruna continuamente nevada y en esa Rebecka continuamente desamparada.


Y como tal, y a pesar de su vecino Sivving, que le da compañía, a pesar de sus cada vez mejores relaciones con Anna-Maria o Sven-Erik, y, sobre todo con Krister Eriksson, ese policía de la cara quemada, sin orejas, es decir, otro solitario que sólo se siente bien entre perros; ese desamparo de Rebecka provoca siempre que en el final de las novelas –excepción hecha de la tercera– todo lo malo le suceda a ella, en la primera para defender a dos niñas se carga a tres personas, en la segunda es atacada por el asesino que después se suicida y antes mata a su hijo retrasado, en la cuarta tiene que romper el hielo del lago donde está sumergida tras haber caído para no morir ahogada y, en esta última, la atacan, la amordazan y cuando intenta escapar tiene que hacer algo, como describimos al principio del comentario, que de nuevo la destroza, ya no sólo por fuera –siempre acaba demacrada–, sino también por dentro.      
  





2003. Solstorm. (Aurora boreal)
2004. Det blod som spillts. (Sangre derramada)
2006. Svart stig. (La senda oscura)
2008. Till dess din vrede upphör. (Cuando pase tu ira)
2012. Till offer at Molok. (Sacrificio a Mólek) Lectura