No son series de televisión, aunque permiten una secuencia. No son series de televisión policíacas, aunque pueden ser la raíz y son policíacas. No son asesinos en serie, aunque los hay. Son series de detectives o investigadores: Marlowe, Rebus, Conde, Beck, el agente de la Continental, Bosch, Morck, Jaritos, Romano, Grens, Grave Jones y Coffin Johnson, Sejer, Bevilacqua, Wilhelmsen, Adamsberg, Erlendur... Y se sitúan en cualquier lugar, son de cualquier lugar: la muerte está en todas partes.

martes, 23 de abril de 2013

Los terroristas, de Maj SJÖWALL & Per WAHLÖÖ

Terroristerna es la última novela de la serie de diez de “Novela sobre un crimen”. Así llamaron los autores a la serie completa. Pues bien, Los terroristas (traducción de Elda García-Posada para RBA serie negra) es la peor novela de las diez. Pero una buena novela.

Al ser la última los personajes habituales ya están trazados, no acabados, pero sí de alguna forma construidos. No hay sorpresas por ese lado. Martin Beck, después de la ruptura con su mujer, ha encontrado una nueva y mejor pareja: Rhea. Kollberg, el escudero principal de Beck, en El asesino de policías ya había firmado su carta de despedida de la policía y aquí aparece trabajando para un museo de armas y, simplemente, como amigo de Beck. En cambio, otros de los policías que solían aparecer en los casos anteriores, sobre todo, Gunvald Larsson, se desarrollan mucho más e incluso toman el papel pseudo protagonista. Su carácter brusco y nada amigable con respecto a Beck en esta novela cambia y se vuelve más cercano.

Gamla Stam. Estocolmo
Foto: Archivo personal
Pero la trama no engancha y los casos no son llevaderos. La secuencia sería como sigue: primero Rebecka Lind es juzgada por un atraco a un banco que en ningún momento se ha producido. Debido a la incompetencia de unos en el episodio narrado, y al sarcasmo de los autores al contar el desarrollo del juicio, nos lleva a reírnos de la desastrosa y autocomplaciente sociedad sueca que describen los autores. De la incomprendida joven –versus sociedad incomprensible– pasamos al atentado terrorista, que podríamos considerar la trama principal de la novela. Son dos historias desgajadas, que incomprensiblemente se unen al final porque la desahuciada Rebecka decide vengarse cometiendo un magnicidio que en ningún momento la novela ha anunciado ni previsto. De ahí la falla de la obra. Sabemos las causas de ese asesinato pero los lectores no lo han podido esbozar ni seguir casi por ningún lado en el desarrollo de la obra. En cuanto a los terroristas, después de que la realidad del siglo XXI nos los han presentado como nuestros nuevos vecinos, no podemos dejar de pensar que su construcción deja algo bastante que desear. Y su caza también. Si bien la detención de los dos japoneses nos ha recordado episodios parecidos ocurridos tanto en España como en otros países europeos, la necesaria inyección de adrenalina no ha llegado a nuestro cerebro.  No vamos a entrar en la psicología de los terroristas porque brilla por su ausencia.

¿Por qué decimos, entonces, que la novela es buena? Por cómo se narra. Si algo nos han dejado la pareja de autores suecos es su limpieza en la estructura de la frase, su lenguaje lavado y expresivo. Su sutileza, en definitiva, a la hora de mostrarnos el lado negro con un lenguaje blanco, limpio. Podríamos decir puro si no fuese por que lo que describe es el lado culpable, tanto de los individuos como de la sociedad. Esa atrayente y repulsiva sociedad del bienestar.




1965. Roseanne. (Roseanna)
1966. Mannen som gick upp i rök. (El hombre que se esfumó)
1967. Mann epa balkongen. (El hombre del balcón)
1968. Den skrattande polisen. (El policía que ríe)
1969. Brandbilen som försvann. (El coche de bomberos que desapareció)
1970. Polis, Polis, potatismos! (Asesinato en el Savoy)
1971. Den vedervärdige mannen fran Säffle. (El abominable hombre de Säffle)
1972. Det slutna rummet. (La habitación cerrada)
1974. Polismördaren. (El asesino de policías)
1975. Terroristema. (Los terroristas) Lectura

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